La fe del centurión

Centurión
El oficial romano sometido a una autoridad que él ejerce sobre otros comprende los asuntos de Dios a la luz de su trabajo de soldado y a la experiencia que tiene del mismo. Jesús admira este hombre y nos lo presenta como ejemplo: “Os aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre” (Cfr. Mt 8,5-13).

La vida espiritual no es distinta de la vida normal, es decir a Dios lo encontramos dentro de la vida corriente, no lo busquemos nunca en la estratosfera ni en lo abstracto; es lo que decía Sta. Teresa de Jesús “Dios anda entre los pucheros”.

El camino de ir hacia Dios es el camino de la encarnación, por esta razón el Hijo de Dios se encarnó y plantó su tienda entre nosotros. El artículo que rezamos en el Credo todos los domingos en la Eucaristía lo declara: “Se encarnó por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”.

Lo que llamamos carne encierra cuerpo, espíritu, alma, inteligencia, sensibilidad, instinto memoria, y lo que hemos heredado educación, cultura, etc., es lo que nos permite expresar: Yo soy.

Jesús al centurión le dice: ve entra en tu casa y que se haga según tu fe. Este entrar en tu casa, es decir en nuestro interior, allí nos encontraremos con nosotros y con el milagro realizado por Jesús, porque él es el que sana nuestras dolencias.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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