Una gota de agua o un bálsamo
Cinco años después del atroz terremoto de Haití queda mucho para hacer pero hay que reconocer que también es mucho lo que se ha hecho.
La presencia de nuestras hermanas, Dominicas de la Presentación, en este país es un vivo testimonio de ello. Han sido cinco años de trabajo intenso, sin darse tregua. El Señor les ha dado fuerza y salud para luchar por este pueblo que ellas aman profundamente y que con toda su alma desean ver puesto en pie.
Su misión se centra principalmente en la educación y la salud. Educar en valores: honradez, amor al trabajo, al don de si y al esfuerzo; puntos muy apreciados por nuestra fundadora Marie Poussepin, y que las hermanas intentan transmitir a la niñez y a todas las personas con las que se relacionan y más que con grandes discursos ellas los transmiten con el ejemplo.
Sin ninguna ayuda oficial y mucha de particulares, en cinco años es mucho lo que han podido hacer estas intrépidas mujeres de Dios, que lo primero que hacen después de levantarse es ponerse delante del Sagrario para implorar la ayuda de Dios para el nuevo día, luego la Eucaristía con la presencia de colaboradores y gente de los alrededores. Es una gran familia que ruega, alaba y canta al Señor. Luego un desayuno frugal y cada uno a su tarea: Unos a supervisar los trabajos que se están realizando, uno de ellos el centro de pediatría que se está ultimando y se inaugurará prontamente, otras a la escuela que sufrió menos los desastres del terremoto y en la que han ido haciendo mejoras como pavimentar el patio. Además de la educación en este colegio de 600 niños se sirve una buena comida para muchos de ellos la única del día.
Se ha abierto una biblioteca donde acude mucha gente que quiere aumentar sus conocimientos. Ya está inaugurada la casa de acogida en la que se organizan cursos de formación y donde hay posibilidad de alojamiento para las personas que llegan a Haití para colaborar en los diversos proyectos que se realizan en el país.
Las que se dedican a la sanidad van al centro de rehabilitación que funciona desde los inicios con 16 camas para pacientes que requieren ingreso y también a atender la consulta externa de medicina general muy frecuentada.
Están las 27 viviendas que se construyeron y que forman parte del conjunto de edificaciones del recinto, en las cuales las familias pueden vivir con dignidad. Falta todavía la guardería para los más pequeños para coronar el proyecto.
Es mucha la generosidad de la gente hacia Haití y mucha la confianza que los donantes han depositado en nuestras hermanas porque saben que ni un céntimo se queda por el camino.
Un aspecto importante de la misión es que ofrece muchos puestos de trabajo.
Se dirá: ¿Qué es esto ante las inmensas necesidades? Una gota de agua en el mar, ciertamente, pero al mismo tiempo un bálsamo para todos los que se benefician de la labor que llevan a cabo las hermanas gracias a la generosidad de muchos.
La presencia de nuestras hermanas, Dominicas de la Presentación, en este país es un vivo testimonio de ello. Han sido cinco años de trabajo intenso, sin darse tregua. El Señor les ha dado fuerza y salud para luchar por este pueblo que ellas aman profundamente y que con toda su alma desean ver puesto en pie.
Su misión se centra principalmente en la educación y la salud. Educar en valores: honradez, amor al trabajo, al don de si y al esfuerzo; puntos muy apreciados por nuestra fundadora Marie Poussepin, y que las hermanas intentan transmitir a la niñez y a todas las personas con las que se relacionan y más que con grandes discursos ellas los transmiten con el ejemplo.
Sin ninguna ayuda oficial y mucha de particulares, en cinco años es mucho lo que han podido hacer estas intrépidas mujeres de Dios, que lo primero que hacen después de levantarse es ponerse delante del Sagrario para implorar la ayuda de Dios para el nuevo día, luego la Eucaristía con la presencia de colaboradores y gente de los alrededores. Es una gran familia que ruega, alaba y canta al Señor. Luego un desayuno frugal y cada uno a su tarea: Unos a supervisar los trabajos que se están realizando, uno de ellos el centro de pediatría que se está ultimando y se inaugurará prontamente, otras a la escuela que sufrió menos los desastres del terremoto y en la que han ido haciendo mejoras como pavimentar el patio. Además de la educación en este colegio de 600 niños se sirve una buena comida para muchos de ellos la única del día.
Se ha abierto una biblioteca donde acude mucha gente que quiere aumentar sus conocimientos. Ya está inaugurada la casa de acogida en la que se organizan cursos de formación y donde hay posibilidad de alojamiento para las personas que llegan a Haití para colaborar en los diversos proyectos que se realizan en el país.
Las que se dedican a la sanidad van al centro de rehabilitación que funciona desde los inicios con 16 camas para pacientes que requieren ingreso y también a atender la consulta externa de medicina general muy frecuentada.
Están las 27 viviendas que se construyeron y que forman parte del conjunto de edificaciones del recinto, en las cuales las familias pueden vivir con dignidad. Falta todavía la guardería para los más pequeños para coronar el proyecto.
Es mucha la generosidad de la gente hacia Haití y mucha la confianza que los donantes han depositado en nuestras hermanas porque saben que ni un céntimo se queda por el camino.
Un aspecto importante de la misión es que ofrece muchos puestos de trabajo.
Se dirá: ¿Qué es esto ante las inmensas necesidades? Una gota de agua en el mar, ciertamente, pero al mismo tiempo un bálsamo para todos los que se benefician de la labor que llevan a cabo las hermanas gracias a la generosidad de muchos.