El gozo y la paz

El tiempo pascual es por excelencia un tiempo de gozo, un tiempo de vida nueva, que como la misma naturaleza renace por todas partes después del invierno, y eso no ocurre solamente a en la naturaleza, sino también en la vida del alma. El tiempo pascual es tiempo de primavera, rico en expresiones de vida, sólo al mirar la luz de cada día para darnos cuenta de que ahora el invierno quedó atrás y el sol nos alumbra con su fuerza. Así parece que la naturaleza nos invite a la alegría, a ver cada cosa con un color nuevo, más brillante, con un color que le es propio sin las oscuridades del frío.

El tiempo de Pascua es un momento del año especial para experimentar profundamente la paz que Jesús resucitado nos da. En cada aparición sus primeras palabras son “Paz a vosotros” y esta paz va siempre acompañada por la alegría, una alegría que debería contagiarse y extenderse entre todos aquellos que celebramos la Resurrección de Jesús.

Una persona que viva en paz, que sepa saborear en lo más profundo de si mismo la verdadera paz del alma, no puede estar triste. Toda persona que vive en la paz aparta los miedos que podrían atenazarla, no solo en ella misma sino en aquello que están cerca. Quien vive la paz que nos da Jesús resucitado genera también a su alrededor una atmósfera de equilibrio y felicidad, que invade todo.

La verdadera experiencia de la paz es algo profundo, frágil siempre expuesta a los aconteceres que nos llegan a veces de cerca o de lejos y que pueden atentar la serenidad y el gozo que nos envuelve, podemos incluso sentir en lo más profundo del alma el miedo a perder la paz, a no poder vivir intensamente cuanto el Señor nos da y nos transmite.

Que la Pascua de este año 2009 nos haga experimentar toda la riqueza de la Paz de Jesús Resucitado. Él sólo nos pide que le reconozcamos como Señor y autor de la vida y que demos testimonio de la salvación que nos ofrece. Texto: Hna. Carmen Solé.
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