Una muchacha se está pinchando

El capítulo 9,35-38 de San Mateo narra como Jesús iba por ciudades y aldeas anunciando el evangelio del Reino y curando enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, “como ovejas que no tienen pastor”. Y al constatar esta realidad dijo a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies".

Sí, en tiempos de Jesús muchos iban muchos como ovejas descarriadas sin pastor y esta situación se repite constantemente. No nos puede dejar indiferentes. Al entrar en casa me encuentro con una muchacha que se está pinchando y me dice: “No te preocupes no dejaré nada, permite que termine”. Me ha dado un escalofrío en el cuerpo. ¿Cuántos años tenía la joven? Veintiuno. Y resulta que hablando con ella, me cuenta que está cansada de vivir en la calle, cansada de llevar esta vida, cansada de que la gente la mire, su cuerpo ya no aguanta este trote. ¡Dios mío! Ya no podía con ella misma a los veintiún años dormir en la calle, dando tumbos por esta vida sin más aliciente que la droga para poder ir tirando.

Después de un rato de conversación con ella, acompañándola para que ordenara sus “pertenencias”, ¡y en que estado se encontraban!, me pide ropa para poderse cambiar. Le damos algo de ropa que le podía ir bien, un bocadillo caliente, y un zumo. Con mucha dificultad logra poner orden a sus cosas. Me comenta que va a ir a un centro de rehabilitación porque ya no puede más y se va dando gracias. Cuando se alejó pensé como habría llegado a esta situación, tenía padres y los veía de vez en cuando.

Al leer este Evangelio de Mateo en la Eucaristía he pensado tanto en esta joven. Jesús tenía razón sobrada para decir de rogar para que haya trabajadores para ir a recoger la mies de los campos del Padre. Jesús tenía compasión de las gentes que estaban extenuadas, desorientadas. Hay muchas necesidades físicas y morales. Los cristianos no podemos pasar "olímpicamente" de ellas como si no nos incumbiera. Estas personas forman parte de la mies. Una mirada, una palabra amable está al alcance de todos. La compasión y la misericordia son aspectos básicos en la vida cristiana. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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