El jesuita español, nuevo director del JRS Europa Alberto Ares, sj.: "España, Italia o Grecia somos puerta de entrada a Europa y, en cierta manera, laboratorio de medidas frente a las migraciones"

Alberto Ares SJ, nuevo director del Servicio Jesuita a Refugiados en Europa
Alberto Ares SJ, nuevo director del Servicio Jesuita a Refugiados en Europa

"En Europa hay un trabajo muy serio de las instituciones y del marco de asilo y refugio, pero ocurre que en una Europa tan diversa y tan variada es muy difícil llegar a consensos respecto al trabajo que se desarrolla y a nivel de políticas"

"La externalización del control de fronteras, en principio, no es buena: en el fondo, lo que estamos haciendo es huyendo de nuestra responsabilidad de acogida en Europa"

"Lo que ocurre en Canarias, Ceuta, Melilla… tiene un elemento geopolítico de relaciones entre los países del Mediterráneo y una responsabilidad de lo que ocurre también en Europa"

"Parece los seres humanos no aprendemos de la historia; se repiten las mismas situaciones de lo que ocurría entonces y de lo que ocurre ahora"

"Tenemos una asignatura pendiente desde la crisis del 2008 en España y es tomarnos en serio las políticas de integración. Como esto no ocurra, vamos a tener también dificultades o podemos tener dificultades de integración, principalmente en nuestros barrios"

Alberto Ares, sj., aún no se ha acostumbrado al clima de Bruselas. El jesuita español, nuevo director del JRS Europa, nos recibe en su despacho, desde el que coordina los trabajos de Servicio Jesuita para Refugiados de 22 países europeos, en la 'joya' que soñó Pedro Arrupe. 

Un sueño que, en la Vieja Europa, se enfrenta a numerosas dificultades para facilitar la acogida y la integración de las personas que llegan a nuestras fronteras, después de recorrer miles de kilómetros huyendo de la guerra, el hambre o la violencia. "Es difícil llegar a un consenso y por eso las respuestas en Europa suelen ser tardías y, casi siempre en este último tiempo, pesadas en la balanza entre la acogida y la seguridad. Y la balanza se inclina a la seguridad mayormente", lamenta Ares, quien añade que "tenemos una asignatura pendiente desde la crisis del 2008 en España y es tomarnos en serio las políticas de integración. Como esto no ocurra, vamos a tener también dificultades o podemos tener dificultades de integración, principalmente en nuestros barrios".

-Hoy nos acompaña desde Bruselas Alberto Ares. ¿Cómo estás?

-Hola, buenos días Jesús. Un gusto estar aquí contigo.

-Desde tu nuevo despacho y con tu nueva ocupación. Cuéntanos ¿qué eres?

-Ando por Bruselas. Soy el nuevo director del JRS Europa, que es el Servicio Jesuita a Refugiados; una institución que está en Europa en 22 países con diferentes oficinas. Y tiene una oficina aquí, en Bruselas, que es donde está el equipo que provee de servicios a todas las oficinas nacionales. Donde están los proyectos comunes y donde se hacen las labores también de incidencia pública, de advocacy a nivel europeo, de comunicación. Un poco, esa es mi labor y, sobre todo, de nuestro equipo; acompañar a todos los JRS nacionales que están en toda Europa.

Migrantes
Migrantes

-En todos los países europeos, al menos en los más relevantes, entiendo que tenéis que tener presencia.

-Sí, en 22 países. O sea, que prácticamente en casi todos.

-Una institución, la del JRS, que tiene muchísimo que ver con con el padre Arrupe, uno de los grandes impulsores de esa salida hacia los márgenes de la Compañía de Jesús.

-Así es. El padre Arrupe, ya hace unas cuantas décadas, se preocupó por la realidad de las personas refugiadas que se encontraban en el camino y, desde ahí, impulsó para que naciera el JRS, una institución que está ya en todos los continentes y que trabaja con las personas refugiadas desde diferentes ámbitos, pero, sobre todo, acompañando en el día a día y teniendo muy en cuenta la educación, como nos suele ocurrir a los jesuitas en el trabajo que realizamos.

Menores en Ceuta
Menores en Ceuta

-¿Cuáles son los grandes dramas, a la hora de hablar de refugiados, de los migrantes en esta Europa nuestra?

-Yo creo que los grandes dramas son los que conocemos en muchas partes y también en España que, en cierta manera, es como un crisol a través del cual mirar la realidad en Europa: la realidad la sabemos y conocemos.

Creo que en Europa hay un trabajo muy serio de las instituciones y del marco de asilo y refugio, pero ocurre que en una Europa tan diversa y tan variada es muy difícil llegar a consensos respecto al trabajo que se desarrolla y a nivel de políticas. Lo hemos visto en los nuevos pactos, en el Pacto Mundial de Migraciones y en el de Refugio. Es difícil llegar a un consenso y por eso las respuestas en Europa suelen ser tardías y, casi siempre en este último tiempo, pesadas en la balanza entre la acogida y la seguridad. Y la balanza se inclina a la seguridad mayormente.

No estoy diciendo que en España no se acoja ni se integre a las personas refugiadas y migrantes. Pero es preocupante esta realidad en Europa. Porque es verdad que Europa está haciendo, ha hecho y, esperemos, haga un gran esfuerzo de acogida y de integración. En cualquier caso, creo que hay muchos elementos que necesitamos trabajar, todavía.

-Da la sensación de que es una dicotomía un poco falsa, Alberto, porque cuando hablas de acogida 'versus' seguridad, se está dando por hecho que los refugiados y los migrantes traen inseguridad. Y ese es un discurso peligroso y que tiene poco que ver con la construcción de Europa.

Tú estás en Bruselas, uno de los corazones de la construcción de Europa y llama la atención.

-Sí. Y hace pocos días, el mismo papa Francisco invitaba a Europa a volver a nuestros valores, a nuestras raíces. A aquello que da sentido a lo que hacemos. Más que un grupo de países que se organiza y que tiene una moneda común, todas estas cosas que son tan importantes para nosotros, sobre todo es ver qué nos constituye; volver a los padres fundadores de la propia inspiración de Europa. Sin esto, será difícil. En el fondo, buscar unos consensos que muchas veces son como cómo montar un puzzle para que todas las piezas armen.

Creo que tiene que haber una base común sobre la que poder asentar esta realidad y, lamentablemente, últimamente lo que vivimos es una gran dicotomía, como tú bien decías. Nuestros papeles, las políticas, la misma legislación, creo que es, en cierta manera, garantista en algunos casos. Pero luego, lo que vivimos a nivel de planteamientos políticos, y realmente donde aparecen los fondos más grandes de las inversiones que tenemos en los presupuestos, va muy ligado a nuestras fronteras y a la seguridad, más que a la acogida y la integración.

Omella, ante el enésimo naufragio en el Mediterráneo: "Nuestra sociedad también está naufragando"
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-Tenemos tres grandes focos de preocupación en Europa. Uno es Mediterráneo, denominado por el Papa de manera muy dura y certera como 'el cementerio del mundo'. Tenemos también nuestra frontera sur donde todavía no hemos terminado de superar la última crisis. Y tenemos la crisis de Afganistán, que no sé si ya ha llegado a Europa, más allá de los vuelos humanitarias, pero que acabará llegando y, creo, que ya nos está cuestionando como sociedad.

¿Cómo encajar, desde el Servicio Jesuita de Refugiados, estos tres focos? No sé si hay alguno más para Europa.

-Llevamos trabajando desde hace ya mucho tiempo en muchos de estos ejes. Principalmente, algo que nos preocupa y que le preocupa grandemente a todo el mundo es la situación de Afganistán. Hemos visto que ya está habiendo acogida en algunos países. Lo hemos visto en los medios y también en las instituciones de nuestros JRS, en las oficinas nacionales: Francia, Macedonia. En España, el propio ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Escrivá, ha dicho que seguirá y que la acogida comunitaria formará parte también de la acogida de los refugiados afganos. Y en esto ha incluido al SJM, que es uno de los miembros también de la red del JRS en Europa.

Es una realidad. Lo que estamos viendo es que Europa sigue desde diferentes frentes esta situación de los afganos. El propio Borrell ha dicho la semana pasada que Europa tiene que ser acogedora, que eso es parte de nuestros valores. También Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión, ha vuelto a poner sobre la mesa que la situación en Afganistán y la situación de los refugiados no es ajena a Europa y que necesitamos vivirlo como una Europa de la acogida.

De momento no sabemos si con Afganistán va a ocurrir una situación como la que ocurrió en el 2015. Parece que no porque no es la proximidad de Siria. Diría también que Europa, en cierta manera, aprendió un poco de aquello y ya hubo unos cuantos años externalizando nuestras fronteras, aunque no nos guste escucharlo.

-¿Eso es bueno o malo?

-No sabemos. Depende, como diría un buen gallego. Pero, en principio, no es bueno. Y no lo es porque, en el fondo, lo que estamos haciendo es huyendo de nuestra responsabilidad de acogida en Europa. En teoría, las condiciones que tienen los países europeos son iguales o mejores que otros países de nuestro entorno. Países como Turquía, como Marruecos u otros países cercanos a Afganistán.

Creo que externalizar nuestras fronteras y utilizar para ello los fondos que sería bueno que utilizáramos para acoger, no es bueno porque los estamos empleando de otra manera.

Otra de las realidades a las que te referías es la del Mediterráneo y, lamentablemente, lo que vivimos cada año, este verano, es uno de las grandes titulares en los medios. Desafortunadamente, también lo que ocurre en Canarias, Ceuta, Melilla… que tiene un elemento geopolítico de relaciones entre los países del Mediterráneo y una responsabilidad de lo que ocurre también en Europa. Y en la responsabilidad que tenemos en las causas, como nuestras industrias extractoras… Es bastante complejo y a lo mejor aquí no somos capaces de centrarlo en tan pocos minutos.

De todas formas, creo que es sano darnos cuenta de que en el origen de las migraciones también tenemos alguna responsabilidad. Que no es solamente ver a la gente venir en las pateras.

Además, la migración es un elemento complejo en un país como España y una Europa envejecida donde necesitamos a las personas migrantes igual que otros países nos necesitaron a nosotros hace no tantas décadas.

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-A veces se nos olvida que fuimos un país de emigrantes.

-Así es y te pongo un ejemplo muy sencillo: anteayer estuve en Amberes y visité el Museo de la Inmigración. Igual que desde los puertos de Vigo y de Coruña salieron muchas personas migrantes y refugiadas a América Latina, desde Amberes salieron muchas personas también hacia EE.UU. y Canadá. Quizás, un poco las rutas que nosotros vivimos, pero desde aquí. Y parece los seres humanos no aprendemos de la historia; se repiten las mismas situaciones de lo que ocurría entonces y de lo que ocurre ahora.

-Tropezamos con la misma piedra. Lo que pasa es que en este caso las piedras son personas que siguen sufriendo.

Llevas un montón de años ocupándote de este tipo de personas, de esta problemática. Lo has hecho desde España y ahora desde Bruselas. ¿Cómo nos ven? Cómo ven la realidad española y la actuación de acogida. La problemática de la inmigración en España? ¿Es algo similar a lo que ocurre en otros países o, al ser puerta de entrada de África y de otros lugares, se nos ve de manera distinta?

-Igual yo tendría que tener un poquito más de perspectiva estando aquí, pero tampoco llevo tanto tiempo.

Sí, es verdad que en España, en Italia y Grecia, siendo cada país diferente y con una realidad diversa, tenemos un elemento común en ese aspecto de ser puerta de entrada a Europa. Y creo que también somos, en cierta manera, laboratorio de algunas de las medidas, tanto de frontex como de otras instituciones y de los proyectos, de lo que puede ocurrir en la sociedad europea.

Es propio, y es también característico, el ver, el atisbar que muchos de los procesos que nosotros vivimos en los países cercanos al Mediterráneo son fases como próximas o posteriores a lo que han vivido países como Francia, Bélgica o Alemania donde hay muchas generaciones de personas migrantes. Es verdad que hoy hablar de similitudes en los países no es fácil y, además, en una España tan diversa. Pero yo creo que España hoy en día la hay, sin duda, igual que en países como Alemania o como Francia, que han experimentado un flujo migrante, principalmente en este siglo, de una manera notoria.

Niños de Ceuta
Niños de Ceuta

En España están viviendo ahora casi ocho millones de personas que han nacido fuera de nuestro territorio. Casi un 16 por ciento de nuestra población. En algunos años de principios de este siglo, la proporción de personas migrantes que llegaba a España era incluso superior a las de Alemania en su época. En resumen, Europa nos ve como un país más de nuestro entorno en este sentido de inmigración. En cierta manera, también, como con sorpresa por saber lo que está ocurriendo y en algunos casos yo diría, aunque no los exprese así, que con cierta o cautela, con cierta envidia. Porque es verdad que la integración que se ha producido en España, con todos sus errores y todas sus limitaciones, podríamos decir que en algunos elementos ha sido exitosa.

Yo siempre digo, y esto, Jesús, me lo has escuchado muchas veces, que tenemos una asignatura pendiente desde la crisis del 2008 en España y es tomarnos en serio las políticas de integración. Como esto no ocurra, vamos a tener también dificultades o podemos tener dificultades de integración, principalmente en nuestros barrios.

-Alberto, espero que sigamos trabajando en ello. Te deseamos muchísima suerte en Bruselas. No te vamos a dejar en paz; ya sabes que tienes aquí tu casa y que queremos seguir contando con tu sabiduría y con tus palabras. Estaremos atentos de todo lo que hagáis.

Enhorabuena y muchísima suerte.

-Muchísimas gracias Jesús. Y ya sabéis que aquí siempre tendréis también vuestra casa.

Primero, Religión Digital

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