Comunicado tras los últimos episodios de secuestro en dos escuelas y el ataque a una iglesia pentecostal Clamor de los obispos de Nigeria: "Hay que detener la violencia urgentemente"
Tras los últimos secuestros en dos escuelas y el ataque a una iglesia pentecostal, la Conferencia Episcopal insta al gobierno a implementar medidas inmediatas y concretas para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos
El obispo Bulus Dauwa Yohanna de Kontagora, diócesis de la escuela St. Mary, atacada por bandidos: "La gente está cansada. El riesgo es que tarde o temprano se tomen la justicia por su mano"
| Federico Piana
(Vatican News).-Esta vez, la reacción es contundente, decidida e indignada. A veces, desesperada. En un comunicado oficial de hoy, los obispos de Nigeria expresan al mundo entero el dolor de toda la Iglesia local por la escalada de violencia, secuestros y asesinatos que, según afirman, están exacerbando el ya frágil y comprometido clima social y religioso. Un clima que, tarde o temprano, corre el riesgo de estallar.
Secuestros masivos
Sus pensamientos se dirigen al último secuestro masivo, ocurrido hace unos días en la Escuela Católica Santa María de Papiri, en el centro-norte del país, del cual fueron secuestrados 12 profesores y 303 estudiantes, cincuenta de los cuales lograron escapar de sus captores.
También recuerdan el secuestro de 25 estudiantes de una escuela en el estado de Kebbi, el ataque a una iglesia cristiana pentecostal en Eruku, estado de Kwaran, y el secuestro de un sacerdote católico de la Arquidiócesis de Kaduna. Estos son solo algunos de los incidentes criminales más recientes, que representan solo la punta del iceberg.
Grave preocupación
"Mientras bandas asesinas continúan sembrando el terror entre ciudadanos indefensos, condenamos firmemente estas atrocidades que han causado una angustia indescriptible. Es motivo de profunda preocupación que varias comunidades predominantemente cristianas, especialmente en las regiones del norte y centro del país, hayan sido objeto de repetidos y brutales ataques, con graves pérdidas", denunció la Conferencia Episcopal.
Mayor cohesión
Los obispos están convencidos de que el aumento de la criminalidad es signo de una profunda crisis institucional y que el gobierno debe hacer todo lo posible para aumentar la seguridad ciudadana y llevar ante la justicia a los responsables de crímenes horrendos que corren el riesgo de socavar la cohesión nacional.
Violaciones persistentes
Pero también llaman la atención sobre "las persistentes violaciones de los derechos y libertades de las minorías cristianas en varios estados del norte. La negación de terrenos para la construcción de iglesias, en particular dentro de las instituciones federales, y la destrucción de lugares de culto cristianos, especialmente en el punto álgido de la insurgencia de Boko Haram: son cuestiones que requieren una acción gubernamental urgente y decisiva".
Ira abrumadora
La población está cansada y corre el riesgo de estallar en manifestaciones de ira que podrían ser abrumadoras y difíciles de contener. Monseñor Bulus Dauwa Yohanna, obispo de Kontagora, la diócesis de la Escuela Santa María atacada por bandidos, lo sabe desde hace tiempo. Y declaró a los medios vaticanos, con una mezcla de resignación y miedo: «La población ha reaccionado violentamente porque está descontenta: la inseguridad está a la orden del día. El gobierno debe tomar medidas drásticas para proteger las vidas humanas y los bienes».
Paz y unidad
Lo que Monseñor Yohanna no puede explicar son las razones subyacentes de estos ataques que, a menudo, también se dirigen contra cristianos. "Creo que los bandidos buscan blancos fáciles. Por ejemplo, en el estado de Kebbi, casi todos los musulmanes fueron secuestrados. Por lo tanto, creo que algunos de estos movimientos están compuestos por verdaderos delincuentes que simplemente buscan lucrarse".
Lo que también alarma al obispo es la posibilidad de que la gente empiece a tomarse la justicia por su mano. "La Iglesia", explica, "sigue rezando para que esto no suceda. Ahora mismo, necesitamos trabajar juntos y no dividirnos. La paz solo llegará si estamos unidos".
Esperanza que nunca muere
Como reiteró la Conferencia Episcopal en su declaración, la esperanza no se ha perdido y cada nigeriano está llamado a ser "un agente de sanación, a rechazar el odio y las represalias, a expresar palabras que fomenten la comprensión y a apoyar la justicia, el diálogo y el respeto mutuo". Este es un compromiso que la comunidad internacional también está llamada a asumir, aunque, según Monseñor Yohanna, ha estado bastante ausente en los últimos años: "Si nuestros líderes hubieran sido llamados a cumplir con sus deberes, sin duda habrían resultado positivos. Si así se hubiera hecho, no nos encontraríamos en la dramática situación en la que nos encontramos hoy". Una situación que corre el riesgo de convertirse en una guerra de todos contra todos si no se toman medidas concretas y urgentes.
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