"La iniciativa del Papa un eco particular en el corazón de los ucranianos" Shevchuk: "Rezar por la paz significa rezar por la conversión de los que promueven la guerra"

El Arzobispo Mayor de Kyiv-Halyč, jefe del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, se refiere al Rosario por la Paz con León XIV
"Esta iniciativa del Santo Padre ha tenido una respuesta, un eco particular en el corazón de los ucranianos porque nuestro país sufre cada día el desastre de la guerra"
| Taras Kotsur
(Vatican News).- "En Ucrania la paz no es sólo una palabra, un acuerdo entre poderosos que un día deciden no atacarse: la paz es el espacio de la vida, de la armonía, donde la existencia humana tiene la posibilidad de preservarse y desarrollarse". Porque "sin paz no hay cultura, ni civilización, ni humanismo, ni futuro". Así responde Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kyiv-Halyč, jefe del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, a la pregunta sobre el sentido de participar en el Rosario por la Paz que el papa León XIV dirigió en la Plaza de San Pedro en la tarde del 11 de octubre, en el día de la conmemoración de la apertura del Concilio Vaticano II y con ocasión de la vigilia del Jubileo de la espiritualidad mariana.
"Esta iniciativa del Santo Padre tuvo una respuesta, un eco especial en el corazón de los ucranianos, porque nuestro país sufre cada día el desastre de la guerra y, quizá más que todos los demás pueblos, reza y anhela la paz. No todos comprenden que la paz es un don de Dios. Los pueblos que viven tranquilos dan la paz por sentada". Pero desde luego no en Ucrania, señaló Shevchuk, donde "todos los días rezamos por la paz”.
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La estatua de Nuestra Señora de Fátima
El Arzobispo de Kiev subrayó el hecho de que el Rosario por la paz estaba acompañado por la Madre de Dios, en particular por la estatua original de Nuestra Señora de Fátima: "Acabo de regresar de Fátima, donde la Virgen María se apareció a los niños pastores. El llamamiento de la Madre de Dios a la humanidad para que rece y se convierta es una 'receta' para poner límites al mal de hoy, una propuesta para apagar el fuego de la guerra".

Su Beatitud recuerda que en 1917 el mundo, Europa, estaba cansada de la guerra, de la Primera Guerra Mundial, que trajo tanta destrucción, tantas víctimas. Entonces la Virgen "no buscó a los poderosos, ni a los reyes, ni a los generales, ni a los presidentes, ni a los comandantes de los ejércitos. No, se dirigió a los más débiles de este mundo, a los pobres pastorcitos, y les dio los instrumentos de cómo construir y llegar a la paz: la oración y la conversión". Porque "el mal no se vence con las armas. El mal sólo se vence con la conversión, es decir, con el abandono del mal y el retorno a Dios. Por tanto, rezar por la paz significa rezar por la conversión de los que promueven la guerra. Y nosotros, los ucranianos, hemos recibido esta llamada: rezar por la conversión de quienes nos matan", explica.
Oración diaria por la paz
Shevchuk nos cuenta que en su Iglesia, “desde hace diez años, hay una oración constante y diaria por la paz. Todos los días a las 8 de la tarde nuestra gente reza el Rosario, que une a miles de personas. Rezan juntos, incluso por Internet, por la paz". Hay parroquias donde las puertas de las iglesias no se cierran, en cadenas la gente se sucede para perpetuar esta oración. A principios de mes, durante el rezo del Ángelus, el Papa León confió esta intención especialmente a los niños, como hizo la Virgen hace cien años.
Preguntemos a Su Beatitud qué fuerza tiene la oración de los pequeños. "Fue precisamente en Fátima donde participé en esta oración de los niños. Estar allí, cerca de la Capilla de las Apariciones, ver a los niños rezar a la Virgen por la paz y meditar sobre el misterio del Rosario, todo esto fue un regalo especial para mí", confiesa Shevchuk, que a continuación nos informa de una iniciativa particular.
"La escuela ucraniana de San Josafat en Toronto ha lanzado la propuesta de que el 13 de cada mes los niños se reúnan para una oración global de nuestra Iglesia por la paz en Ucrania. Creo que el poder de la oración de un niño es capaz de abrir el corazón inmaculado de la Madre de Dios, que al final triunfará. Estoy agradecido a estos niños nuestros porque pueden ser "maestros de oración" para nosotros en cierto sentido, también por su deseo de crear su propia relación personal con Dios, de crecer, de vivir, de meditar sobre su propia historia, la historia de su propio país, de su propia Iglesia, para construir la paz en Ucrania y en el mundo entero".
