Wael Saad Tawadros había tratado de suicidarse con insecticida Un monje confiesa el asesinato del obispo Epifanius

Wael Saad Tawadros. Ese es el nombre de monje copto de San Macario que ayer, tras intensos interrogatorios, confesó haber asesinado al obispo Epifanius. Le destrozó la cabeza con un asta de hierro.

Tal y como informa Fides, Tawadros confesó su crimen e indicó dónde se encontraba el arma que había utilizado, ocultada cuidadosamente en un almacén del monasterio.

Wael Saad Tawadros, de 34 años, se convirtió en uno de los monjes del monasterio de San Macario en 2010, con el nombre de Isaiah al Makary, pero el 5 de agosto de este año, en el clima espiritual todavía sacudido por el homicidio de Epifanio, Wael fue expulsado del monasterio y despojado del hábito monástico, con un decreto aprobado por el Patriarca Tawadros, que justificaba esta disposición refiriéndose a actos «incompatibles con la conducta monástica».

Un día antes, el mismo Wael había tratado de suicidarse comiendo insecticida. Pero en esos días, el padre Boulos Halim, portavoz de la Iglesia copta ortodoxa, declaró que la medida de expulsión contra el ex monje no se relacionaba con las investigaciones sobre la muerte de Anba Epifanio: se trataba, según refirió el padre Halim, del punto de llegada de un proceso canónico disciplinario que ya había comenzado a principios de 2018 y cuya primera disposición punitiva (la expulsión por tres años del monasterio y el traslado a otra estructura) no había sido puesta en marcha puesto que algunos de los demás monjes habían firmado una petición en defensa de Wael.

El lunes pasado, otro monje de San Macario, Faltaos al Makary, intentó también suicidarse, cortándose las venas y arrojándose desde uno de los edificios del monasterio, de cuatro pisos de altura. Ahora se encuentra hospitalizad en graves condiciones en uno de los hospitales de El Cairo. Según lo que indican los medios de comunicación egipcios, incluido "Wataninet", las cámaras de seguridad internas habrían grabado dentro del monasterio escenas de tensión y discusiones entre algunos de los monjes y el abad-obispo Epifanio, pocas horas antes de su asesinato.

Muchos indicios sugieren que el trágico final de Anba Epifanio es el resultado de resentimientos personales que fueron creciendo durante los días marcados por los ritmos de la vida monástica, a la sombra del celo religioso. Pero el caso se está convirtiendo en una tormenta para la Iglesia copta, sobre todo por su gran tradición monástica. Con especulaciones que se refieren a divisiones y contraposiciones dentro de la entera compañía eclesial copta y en su jerarquía.

(RD/Agencias)

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