El domingo hice turismo con mi pareja por el Valle de Jerte. Cerca de dos millones de cerezos se cubren de blanco en estos días, como un ramo de novia, y cacereños y visitantes están celebrando con gozo la "Fiesta del cerezo en flor 2008". Acaba de premiarse a la Comunidad de Madrid con la "Cereza de oro" por el entusiasmo de los madrileños en visitar Jerte. También fue galardonada Gran Bretaña, principal consumidora de tan exquisito fruto, especialmente en la variedad de "picota". Y, cómo no, se ha homenajeado, también ex aequo, a las mujeres agricultoras del Valle por su paciente laboriosidad en la selección de las cerezas para su cómoda y beneficiosa comercialización. En imagen, un emocionado recuerdo gráfico de este día para el album familiar...
MORDIENDO LA ROJA CARNE DE UNA CEREZA
La blanca flor se cargará, dentro de pocos meses, de sangre. Su alto contenido en vitamina B es la posible justificación de que se identifique como un delicioso afrodisíaco. Y me vais a permitir la inclusión de un magnífico soneto del protagnista de "Soldados de Salamina", poeta de "vanitas" y calaveras, dicen algunos, que no le conciben como autor sensual y erótico. Tenéis que afinar un poco más, amigos. Leed detenidamente "Las cerezas" y disfrutad del fresco erotismo de Rafael Sánchez Mazas...(Lo podeis saborear también, integrando texto, música e imagen, pulsando aquí. El enlace remite a la antología gráfica y sonora Nido de Poesía...)
LAS CEREZAS
Con tus manos morenas y afiladas
en el jardín estás jugando ahora
-siempre la misma, loca y reidora-
con alegres cerezas encarnadas.
Parecen en tus manos enjoyadas
un aderezo nuevo de rubíes.
Juegas con las cerezas y sonríes
viéndolas en tus dedos enredadas.
La más redonda, fresca y roja muerde
tu diente blanco, y al gustar la verde
carne que no está dulce todavía,
la tiras por el aire sonriendo
mientras yo me pregunto: ¿no estaría
mi ensangrentado corazón mordiendo?
DIOS ESTÁ AL ALCANCE DE LA MANO
Amanece. A Bartolomé Mostaza, con un gajo de cerezas en la mano, le viene al corazón la memoria de su padre, que un día plantó el cerezo. Y se abre a Dios, y comulga con él como comulga con su padre al saborear el agridulce fruto. (Pulsad aquí para ver y escuchar la plegaria matutina de estos fervorosos versos.)
MAÑANA BIENAVENTURADA
Dios está al alcance de la mano ahora,
como está esa rama de cerezas.
Yo pronuncio Dios
con la misma sencillez y el mismo afecto,
natural y bueno, con que digo padre,
recordando al padre mío que plantó,
hace ya cuarenta inviernos,
el cerezo en el rincón del huerto.
Dios respiro y huele
a poleo y a romero.
¿Son palabras de Dios esos pájaros
que gorjean en la olmeda amor?
Oigo en ellos su mensaje paternal.
Oigo como quien oyera una fragancia...
A vaharadas viene Dios a mí.
Viene a olas como un piélago de amor.
Nado en él, braceo, me zambullo.
Y, de pronto, me sorprendo
con el gajo de cerezas en la mano;
y a comer empiezo pulpas agridulces.
Sabe a Dios también esta mañana,
como cesta de cerezas.
Todo es Dios, a la redonda,
tras haberlo comulgado.