La Cofradía de la Virgen Blanca inicia las convocatorias jubilares
El Año Jubilar sigue su curso y este pasado domingo era la Cofradía de la Virgen Blanca, la Patrona de Vitoria-Gasteiz, la invitada a celebrar los 50 años de la Catedral Nueva. Una nueva “escusa” para sacar del Museo de los Faroles una pequeña muestra del conjunto artístico que procesiona cada 4 de agosto.
A las doce del mediodía partía desde la lonja de la calle Zapatería el cortejo procesional camino de la Catedral a los sones del txistu y el tamboril. La Junta de la Cofradía, encabezada por su abad Ricardo Sáez de Heredia llegaba frente a la Puerta Santa donde eran recibidos por el obispo de la Diócesis, monseñor Elizalde.
Una vez dentro del templo se celebró la Eucaristía presidida por el obispo quien, en su homilía, se valió de los ecos cercanos del Sorteo de Navidad para tomarlo como referencia en su catequesis: “Ayer los que les había tocado la Lotería ¿estaban felices? Sí, pero ¿habían cobrado? ¡No, aún no! Su alegría estaba garantizada porque tenían el boleto premiado. Así los cristianos hemos de estar alegres, sabedores de que cobraremos en la Vida Eterna, pero tenemos ya “el boleto premiado”. La Alegría cristiana es la alegría de la víspera.”
De esa alegría se hacía eco también el Abad, Ricardo Sáez de Heredia, al expresar su sentir en el marco de esta celebración:
“Para la Cofradía de la Virgen Blanca es una nueva oportunidad de salir a la calle y esta vez para celebrar los 50 años de nuestra Catedral Nueva y Año Mariano. Y Como decimos siempre en esta Cofradía todo hemos de celebrarlo con mucha alegría y mucho agradecimiento, y en estas fechas con mucha esperanza para que estas Navidades y todo el próximo 2019 sea un año extraordinario para todos, disfrutando y haciendo disfrutar a los demás.”
La ceremonia se cerró con una visita de la Junta, acompañada por el obispo, a la imagen original de la patrona que, tras su restauración, permanece expuesta en la girola de la catedral, convertida en Museo Diocesano de Arte Sacro, una de las citas importantes para todos aquellos que se acerquen Al templo de María Inmaculada en este Año Jubilar.
Non solum sed etiam
Fieles devotos de la Virgen Blanca acudimos a esta cita en las vísperas de la Navidad con sabor mariano en el Año Jubilar con motivo de los 50 años de la Catedral Nueva. Los motivos por los que cada cual acudió pueden ser diversos: por hacer comunidad, por ganar el jubileo, porque era una opción para cumplir con la misa dominical, … Además, el tiempo, fresco, pero agradable, invitaba al paseo y a una “mañana de domingo”.
Todo invitaba a la alegría, un término que el abad citó en su intervención y de la que el obispo habló también aprovechando el símil de la Lotería de Navidad y la alegría con que se celebra antes de cobrar efectivamente el premio.
Una alegría que va impresa en el mismo término de la celebración “Jubilar”.
Pero, … uno sigue teniendo la sensación de que no acertamos a dar con esa imagen de Iglesia en júbilo permanente; no parece que nos creamos poseedores del boleto premiado con el “Premio Gordo”; No estamos sabiendo “vender” el Gran Producto que se esconde tras esa Puerta Santa, porque en caso contrario habría colas para pasar por ella.
Es como si entrásemos por esa Puerta Santa y en lugar de salir cargados de PAZ, AMOR, MISERICORDIA, PERDON, … siguiésemos dejando todos esos regalos ahí dentro, diciendo que sí, que existen, pero que nadie los llega a ver en la calle.
Aunque tenga muchos años, creo que sigue siendo muy actual aquella canción de mi amigo Luis Alfredo que decía: “Saca a Dios de los Templos, llévalo a la fábrica donde trabajas, quita a Dios del retablo y llévalo muy dentro de tu corazón. Porque Dios, no es un Dios muerto. Y si piensas que está muerto. ¡Equivocado! ¡Muy equivocado estás!”
Es un Dios vivo que nacerá mañana (y mañana, puede ser cualquier día).
¡Feliz Navidad!