La Iglesia no es cuestión tanto de democracia como de participación.

La Iglesia de Bizkaia afronta su futuro como nunca

En el último número de la revista Vida Nueva, http://www.vidanueva.es/2015/05/22/sumario-2942/ , me he hecho eco de la trascendencia que el V PDE de Bilbao puede acabar teniendo para la comunidad cristiana de esta Diócesis. En Vida Nueva destaco el testimonio de dos, de las más de tres mil, personas que están participando en el proceso consultivo iniciado en septiembre del pasado año.
Muchos grupos se plantearon al inicio de curso como objetivo el participar en este proceso de discernimiento diocesano con la oración, la reflexión y el diálogo.
Además del testimonio de estas dos personas he querido recoger la voz de quienes están al frente de la Iglesia en Bilbao y coordinan este PDE.


El Vicario General de la Diócesis, Angel Maria Unzueta fija los objetivos de este PDE: “trata de recoger la invitación realizada por el papa Francisco a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma (EG 30). Lo hacemos con el deseo de ser una Iglesia en salida, al encuentro con el Dios de Jesucristo (espiritualidad), al encuentro en las periferias (solidaridad) y al encuentro entre nosotros (comunión eclesial). En un momento en el que la complejidad de los retos y la conciencia de la propia debilidad pueden invitar al repliegue y a la resignación, queremos subrayar la dimensión misionera, constitutiva de la Iglesia en todo tiempo y lugar. Por eso veíamos imprescindible involucrar a los más posibles en este proceso de discernimiento y escucha de los signos de los tiempos a la luz del Espíritu. A partir de ahí iremos actualizando y concretando las opciones pastorales y las acciones prioritarias en este tiempo de la diócesis.”


En la línea de una Iglesia en salida del papa Francisco.

Javier Oñate, director del Instituto de Teología y Pastoral califica este proceso de reflexión de inédito en la Iglesia en España: “En su preparación hubo dos aspectos de la Evangelii Gaudium que nos resultaron especialmente útiles: la idea de "una Iglesia en salida" y la invitación a realizar un "discernimiento pastoral" en las Iglesias diocesanas. Creo que es una experiencia inédita en las diócesis de España. Justamente esta falta de experiencias semejantes nos ha llevado a un esfuerzo de creatividad. Hemos retrasado las habituales tareas de programación (análisis, objetivos, medios, recursos...) para escucharnos en otras cuestiones: quiénes somos, cómo estamos, cómo vemos el futuro, a quiénes nos dirigimos, qué hacer pero también qué dejar de hacer, qué nos anima y qué nos enfría... Los resultados de este trabajo colectivo creemos que servirán para "salir al encuentro" de los necesitados, entre nosotros -la Iglesia diocesana- y con Jesucristo. ¡ El Espíritu nos ayudara!”
Salir al encuentro es la clave principal de este PDE. Así lo recordaba también el obispo Mario Iceta: “salida al encuentro con Dios, con los hermanos y con el prójimo, de modo particular con los más necesitados. No debemos olvidar que, ante todo, la iniciativa es de Dios. Él nos amó primero, Él nos sale al encuentro.” En la presentación que hizo en septiembre dijo: “Se trata de un momento fuerte y decisivo de comunión en la escucha de la voluntad de Dios sobre nuestra Iglesia. El misterio de Pentecostés es la comunión y unidad en la diversidad. Los diversos carismas que el Espíritu suscita entre nosotros, lejos de ser un impedimento para la comunión, son una riqueza y una herramienta magnífica para la diversidad de tareas y ámbitos en los que debemos hacer presente la luz y el amor de Cristo. Cada carisma es un “don especializado” con capacidad de penetrar en los diversos areópagos contemporáneos para portar el agua viva que todo lo renueva y hace revivir.”



La voz de la comunidad.

Cheli Turrillas, laica comprometida dentro de la Unidad Pastoral de Deusto, considera que este proceso es “una oportunidad para reflexionar sobre dónde estamos, qué cambios son necesarios en nuestras comunidades y en la Iglesia, cuáles son nuestras limitaciones y nuestras dificultades.” Recogiendo el sentir de su comunidad reafirma: “Este tiempo se presenta como oportunidad viendo y sintiendo una Iglesia viva con ganas de revisar viejos modos de hacer. Una Iglesia con ganas de afrontar una Evangelización con realidad e ilusión. Sabiéndonos débiles en número pero fuertes en necesidad de comunicar la Buena Noticia. Una Iglesia con esperanza de futuro y, no de cualquier futuro, sino de un futuro sin injusticia en el que se haga realidad una vida más justa para todos y en especial para los pobres, para los que están a la orilla del camino.”
Abel Domínguez es salesiano y forma parte de la UP de Deusto y participar en este proceso “fue para mí sorprendente y estimulante descubrir que un Plan de Evangelización no nace en los despachos, sino a través de un camino que se inicia removiendo los corazones de cada creyente implicado en el discernimiento.”
Cheli señala algunas de esas acciones prioritarias que su comunidad ha ido analizando a lo largo de estos meses: “Como diócesis estamos llamados a dar pasos en el sentido de pertenencia a la Iglesia, teniendo presente que todos la formamos, cada uno con su carisma. Hemos visto también que la Iglesia se tiene que hacer presente fuera de los templos. Darse a conocer, salir a la calle, estar en las redes sociales, en compromiso social y político. Estamos llamados, como Iglesia, a implicarnos con los desfavorecidos. Jesús es denuncia de injusticia. Otro aspecto importante es el de escuchar y dar respuesta al clamor que pide un cambio en el papel de la mujer en la Iglesia teniendo acceso a tareas de responsabilidad.” La dimensión espiritual a la que se refería Unzueta quedaría expresada en las siguientes demandas: “Crear espacios de oración individual y comunitaria. Espacios significativos en la vida personal y de comunidad. Espacios de lectura compartida de Evangelio. Actualizar el lenguaje de la liturgia, buscar nuevas formulaciones, adecuar los rituales a nuestro tiempo y a nuestra cultura.” Relacionado con esto una de las demandas recogidas reclaman que los sacerdotes ejerzan labores más de pastores que de gestores.
El mismo proceso reflexivo ha venido a dar respuesta a otra demanda: “En la Iglesia cada vez es más necesaria una participación real. No es suficiente la consulta. Queremos sentir que nuestra voz se oye y que ayuda a transformar la Iglesia.”
Hay hambre de renovación, deseos de cortar con un pasado del que algunos aspectos nos avergonzamos: “A menudo la Iglesia, como institución, está cuestionada en su credibilidad como consecuencia de problemas graves que se van arrastrando a lo largo de los años, sin dar soluciones. Como creyentes se nos hace difícil entender cómo la Iglesia ha pasado por alto cuestiones que resultan insoportables. Creemos que otro tiempo nuevo se está abriendo con la llegada del papa Francisco. Con su mensaje y gestos de sencillez y cercanía resulta más creíble y auténtico. Es signo de esperanza para los creyentes y de expectación para los no creyentes.”
Abel se hace eco de la preocupación por los jóvenes: “Me ha llamado la atención, como salesiano dedicado a la evangelización y educación de los jóvenes, el gran cariño por ellos, demostrado en la preocupación por lo lejanos que se les percibe y la necesidad de conectar con ellos. Quizás, como intuíamos, haya que estar donde están ellos y aprovechar las estructuras colegiales y de ocio donde están para proponer procesos de evangelización en los que se sientan protagonistas.”



Non solum sed etiam.
Este articulo lo he trabajado dentro de un tiempo marcado en nuestra sociedad por unas elecciones democráticas. Por unos días en los que se ha hablado mucho de la participación de la gente, de la “voz del pueblo”, de la demanda social de cambios en las políticas institucionales, … de democracia.
También en la Iglesia hay voces que demandan “democracia” en el sistema de funcionamiento de la Iglesia, y este tema de el PDE de la Iglesia en Bilbao me ha sugerido la siguiente reflexión, mi habitual aportación en el “non solum sed etiam”.
La tesis principal es que en la Iglesia la cuestión fundamental no es tanto la de democracia sino la participación.
La Iglesia no es democrática, ni puede serlo. Me explico. No se trata de defender o no un gobierno de jerarquías eclesiásticas, el tema es más simple: Cristo es la Cabeza (1 Cor. 12) y en el sistema de funcionamiento del Reino de Dios, “el que quiera ser el primero, que sea vuestro servidor” (Mc. 9, 35). La lógica evangélica no es democrática, ¡pero ojo!, sí es participativa.Las jerarquías eclesiásticas no están para innovar, inventar, crear discursos “nuevos”. Lo básico y fundamental ya está dicho, solo necesitamos hermanos y pastores que nos lo recuerden, que contextualicen en cada momento de la historia de la humanidad lo que Dios quiere del hombre, ayer, hoy y siempre, alfa y omega.
Por eso lo más destacable, seguramente, del PDE de la Iglesia en Bilbao es esa participación de más de 3000 personas repartidas en 300 grupos a lo largo y ancho de la geografía diocesana.
Zorionak zuen lekukotasunagatik!
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