Según ha afirmado el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en los próximos Presupuestos el Gobierno va a apostar "claramente" por la igualdad de los permisos de paternidad y maternidad y por la universalización de la educación de 0 a 3 años que, a su juicio, también es "fundamental" para la conciliación entre hombres y mujeres.
Non solum sed etiam.
Cuando uno expresa su opinión sabe que se expone a recibir adhesiones y críticas, como es lógico. Pero es que hay temas en los que uno no puede evitar expresar la sensación de absoluta tomadura de pelo.
Respecto a la igualdad de permisos de paternidad y maternidad, bienvenidos sean, pero siempre he pensado que las mujeres han de ser objeto de mayores beneficios simplemente por los meses de embarazo.
Pero lo que me parece una trampa es que la educación de 0 a 3 años es “"fundamental" para la conciliación entre hombres y mujeres.” La educación de 0 a 3 años es un robo a padres e hijos. ¡QUE NO QUIERO QUE EDUQUEN USTEDES A MIS HIJOS, QUE LOS QUIERO EDUCAR YO!
Dejen de organizarnos la vida y, una vez más, les pido que su papel sea el de crear el marco de una sociedad donde yo pueda elegir, no donde ustedes elijan por mí.
Quieren una propuesta progresista: Garanticen que las mujeres que decidan ser madres puedan, si son ya trabajadoras, mantener el mismo salario durante los tres primeros años de vida de su criatura, y, una prórroga de dos años más con derecho a recuperar su puesto de trabajo pero cobrando solo el salario mínimo interprofesional. Y Si no regresan a la vida laboral poder mantener ese salario mínimo hasta la mayoría de edad de los hijos o hasta la jubilación. Y en todo caso, a cada mujer que decida ser madre, garantizarles el salario mínimo interprofesional. Y establecer unas escalas de estos beneficios en el caso de tener uno o más hijos, en el mismo embarazo o en sucesivos, …
A una criatura entre los 0 y los 3 años NO se le debe separar de sus padres y menos de su madre.
Hay voces que denuncian que hay un interés de fondo por destruir la familia, y argumentos no faltan para darles la razón.
Hemos desprestigiado la palabra “servicio”, como hicimos con “paz”, “amor”, "caridad", “verdad” o “libertad”. Hemos conseguido que las mujeres renieguen de una de las tareas más importantes y claves para la supervivencia de una sociedad. El centro de operaciones neurálgico de una sociedad se encuentra en la familia, de donde sus miembros salen educados para ser personas. Y la que, históricamente, ha sabido manejar ese centro de operaciones neurálgico ha sido la mujer, la madre. Pero las hemos convertido en "puercas cenicientas", esclavas de los miembros de la familia: ¡así nadie puede querer atender un hogar!
Que atender un hogar no significa que tengas que hacer las camas de todos, sino CON todos; no significa que tengas que ECHAR de comer a TODOS, sino coordinar la alimentación PARA TODOS; no se trata de hacer las cosas de casa de todos, sino lograr que la casa sea el hogar de todos.
Ciertamente que esto puede llegar a hacerlo el hombre, y cada pareja es un mundo y son ellos, SOLO ELLOS, no el Gobierno, quienes han de decidir el reparto de las tareas que acaban convirtiendo la casa en un hogar.
Señores del Gobierno, y de la política en general, creo que, para la mayoría de las personas que tienen uno o varios hijos, su deseo no es vivir haciendo encajes de bolillos para poder atender el mayor tiempo a sus criaturas. Que si pudiesen optar por quedarse en casa sin perder poder adquisitivo y seguir atendiendo a la familia y a su hogar lo harían sin lugar a dudas.
Uno no tiene hijos para que se los eduque el vecino, y menos el gobierno.
Por lo tanto no nos “vendan la moto” de que “la universalización de la educación de 0 a 3 años es "fundamental" para la conciliación entre hombres y mujeres.”
Hagan un informe económico de lo que podría suponer garantizar el salario a las madres y padres en los tres primeros años de vida de la criatura, y añadan los puestos de trabajo que se generarían con esas bajas. Y añadan además la cantidad de abuelos que empezarán a quedar liberados de esa explotación que la sociedad les ha impuesto para colaborar a que sus hijos puedan mantener un puesto de trabajo y un sueldo que llevar a casa.
Y sométanlo a consulta popular. Les aseguro que muy pocos priorizarían seguir en su trabajo frente a la posibilidad de disfrutar de su hijo durante, como mínimo, tres años.
No creen “aparcaniños” de 0 a 3 años, fomenten la natalidad y la conciliación laboral de hombres y mujeres que apuesten por la familia y el hogar.
Y ¿saben otra cosa?... ¿saben quienes no se acogerán a esa universalización de la educación de 0 a 3 años?, Pues aquellos que, aun perdiendo dinero si es necesario, sigan apostando por garantizar su cultura, sus tradiciones, sus criterios de vida, sus creencias.
Los que decidan tener o adoptar un hijo han de ser premiados, no castigados. Y premiarles no es decirles “yo me encargo de cuidar a tu hijo para que tú sigas trabajando”. Ya ni en la sociedad de Israel funcionan los kibutz, que nacieron porque sí necesitaban todas las manos disponibles para la construcción de su Estado judío.
Nos están engañando miserablemente con discursos de igualdad y paridad que solo están logrando restar a la mujer y al hombre sus derechos más sagrados para consigo mismos, para con quien cada cual decide convivir y para con los hijos que cada familia decide ofrecer al mundo.
Gobiernen para crear una sociedad verdaderamente libre y en la que los padres puedan disponer de tiempo para educar ellos a sus hijos.