Aunque no son el mayor grupo pero desde la vida conventual también se evangeliza digitalmente. Frailes y monjas se apuntaron hace tiempo a los reel, las historias, y los videos de TikTok. ¿Y qué hacen? pues a veces algo tan sencillo como contar sus vidas, su día a día, la elaboración de las pastas, el rezo de las horas y, de vez en cuando algún baile que las hay muy marchosas.
La Madre Olga pertenece a las carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús, y lo suyo , como no, es samaritanear, y si hay que hacerlo en el mundo digital pues se samaritanea e invitan a todo el mundo a ser samaritaneador.
Samaritanear, el verbo que puso de moda Francisco.
Olga es consciente de la responsabilidad que asumen al exponerse públicamente, porque su labor misionera no está pensada en clave de seguidores, sino de almas.
Otras religiosas que les siguen en las redes reconocen que conectar con #carmelitassamaritanas les ayuda en su vida y en su vocación.
Non solum sed etiam
Las primeras religiosas que conocí que se lanzaron a evangelizar con las nuevas tecnologías fueron a las conocidas como “las monjas del Reto” las dominicas de Lerma, con quienes tengo una amistad y a las que sigo prácticamente casi desde sus inicios.
La vida en clausura, ya lo sabía por ellas, no es nada aburrida ni monótona, pero es que ahora con las redes sociales eso lo demuestran cada día y cualquiera puede asomarse por unos segundos al menos a la vida conventual.
Estoy convencido que muchas historias de estas religiosas estarán siendo el principio de nuevas vocaciones.