Una oportunidad para educar de verdad y en la verdad

Acompañada por una treintena de representantes de diversos organismos vinculados al mundo educativo, la Consejera de Educación del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, presidió la reunión programada para presentar en sociedad las líneas maestras del proyecto de un pacto social que responda a la pregunta “Cuál es nuestro sistema educativo de futuro?” y que desemboque en una futura Ley Vasca de Educación.
La Consejera de educación justificó en una evolución social y en los avances que en el mundo de la educación se vienen dando la oportunidad de iniciar este proceso de reflexión y aportaciones de cara a conseguir un sistema educativo mejor, más avanzado y acorde a las necesidades de los nuevos tiempos.
“Hay mucho en juego”, dijo, y ofreció diversos porcentajes que hablan bien del sistema educativo en la Comunidad Autónoma Vasca, también se refirió al informe PISA y a las carencias que en él se destacan en nuestro sistema educativo.
En una segunda parte presentó el itinerario de trabajo de este proyecto que se iniciaría con la constitución de cinco ámbitos de trabajo que recogen los retos de La Convivencia; el Plurilingüismo; Un modelo de evaluación propio; la Modernización de la Educación; y el Itinerario educativo. Tras un periodo de tres meses los grupos de trabajo presentarían un documento de acuerdos alcanzados que pasaría a formar parte de un documento abierto a nuevas aportaciones, por parte de la ciudadanía a través de IREKIA y para los agentes sociales en una nueva convocatoria. Los resultados se trasladarían en un nuevo documento al Consejo Escolar, esto podría ser en torno al mes de enero. Y hacia final de curso un nuevo texto llegaría al departamento de educación para su posterior traslado al Gobierno quien lo presentaría a debate en la Cámara Vasca.
El proyecto es ambicioso y la Consejera ya señaló que precisará de tiempo para ver su final. Además cada sector del mundo de la educación defenderá aquellas cuestiones que más directamente le afecten y sobre las que tengan intereses concretos y particulares: autonomía de gestión, reconocimientos de derechos, apoyos económicos, ampliación de ámbitos de participación, adecuación técnica a las nuevas necesidades y retos, etc.
Así, por ejemplo, la Asociación BAGARA, centrará su participación en el tema de la clase de religión. Actualmente la clase de religión es un derecho reconocido a padres y alumnos desde diversas normativas que en varios centros de la Comunidad Autónoma no se está respetando. Concretamente 143 centros escolares no ofertan esta asignatura.
En el marco de esta reunión BAGARA entregó en mano a la Consejera el texto que a continuación reproducimos:
“De cara a la posibilidad de elaborar una Ley de Educación Vasca que garantice una mejora en la formación del alumnado y de nuestro sistema educativo, lo primero que habría que pedir es que el Gobierno Vasco demuestre su capacidad de hacer cumplir la ley, empezando por hacer cumplir las leyes que ya tenemos. En caso contrario nada nos garantizaría que todo el esfuerzo que se pueda llevar a cabo en este proyecto sirva para nada, si al final todo sigue como hasta ahora.
El ejemplo más evidente de esta inacción institucional es el que afecta a la clase de religión desde hace años. Casi 150 centros escolares en la Comunidad Autónoma Vasca han dejado de impartir la asignatura, escudándose en la falta de interés en los padres en matricular a sus hijos, sin reconocer las presiones que el sistema facilita a la escuela para conseguir estos fines. Se apoyan en el interés de unos padres preocupados diciendo que esas horas que se le quitan a la religión se pueden utilizar como refuerzo curricular. Asunto estrictamente prohibido en las leyes educativas.
BAGARA está luchando desde varios frentes para conseguir que la religión no se erradique de la red pública. Además en el Parlamento les esperan unas preguntas al respecto del caso concreto del colegio público de San Andrés de Eibar.
Las denuncias de BAGARA sobre la violación del derecho reconocido a padres y alumnos desde acuerdos internacionales, la Declaración de los Derechos del Niño, la Constitución, y hasta el sentido común, han sido múltiples.
Por lo tanto es difícil que un Gobierno que es incapaz de pararles los pies a estos sujetos que mediante acciones ilegales alcanzan un reconocimiento de “centros cero horas”, consiga la confianza de la comunidad educativa de cara a una nueva ley.
Sería ideal que si se trabaja desde la búsqueda de una verdadera, sana, integral, y completa educación que prepare a las futuras generaciones, se tuviese en cuenta a la clase de religión como asignatura de pleno derecho, evaluable y equiparable en el resto de cuestiones a las demás asignaturas, así como el profesorado que la imparta. No debemos olvidar que la religión fundamenta los valores tradicionales que el Lehendakari en la inauguración del curso escolar de este año pidió que volviesen a la escuela.
Para ello es necesario que dejemos de una vez por todas de ver la clase de religión como una cuestión puramente confesional, ideológica y política, que lo es, pero hemos de abordarlo especialmente desde el enfoque de una materia educativa. Educativa, no catequética, la catequesis es otra cosa y la da cada uno en su casa o en su comunidad religiosa. Hablamos de la clase de religión, una asignatura que debe abordar el papel que lo trascendente ha jugado en la humanidad impregnando cada momento de su historia. Las futuras generaciones han de conocer la trascendencia del hecho religioso en la historia del hombre y su influencia en el pensamiento, el arte, la cultura, los movimientos sociales, todo.
La clase de religión es de tal importancia que en cada lugar del mundo puede tener un enfoque particular, incardinado en la realidad local; no es lo mismo la clase de religión que se pueda impartir en Calcuta, que en Luanda, que en Londres, Florida, Buenos Aires o Vitoria. Habrá muchos contenidos comunes, porque el hecho religioso ha estado presente en la vida del hombre desde sus orígenes, pero la influencia de Grecia y de Roma no alcanzó a todo el orbe; América tenía su historia religiosa antes de la llegada de los conquistadores, y Asia y África son otros mundos con su historia particular en lo que respecta al valor e influencia de lo religioso en la vida de las personas. La religión ayuda a entender la evolución humana desde las cavernas hasta nuestros días, es importante para conocer de dónde venimos, la religión ayuda a entender cómo ha ido cambiando el mundo, cómo surgieron algunas guerras, como surgieron los hospitales, las universidades, los centros educativos y hasta partidos políticos como el Partido Nacionalista Vasco.

Por lo tanto trabajar para ir poniendo las bases de un sistema educativo en el País Vasco que haga de nuestros hijos hombres y mujeres libres, con una sana formación integral, con unos niveles competitivos hasta los más altos niveles que se puedan alcanzar, perfecto. Pero desde el Gobierno Vasco tendrán que demostrar que son capaces de hacer cumplir la ley, lo tienen muy fácil, casi 150 centros escolares tienen que cumplir la ley y ofertar la clase de religión. Por otro lado devuelvan a la clase de religión el valor que le corresponde en el curriculum escolar y luego, dentro de ese proyecto de sistema educativo de futuro, trabajemos para que un alto porcentaje de la asignatura sea materia común obligada en todos los centros y otro porcentaje menor quede en manos de cada centro para incardinar la asignatura en la realidad más cercana.
Otro de los beneficios de la clase de religión es evitar los radicalismos y la captación de nuestros jóvenes para fines contrarios a la sana convivencia.
BAGARA insistiría en la transcendencia de una buena clase de religión y eliminarla del diseño curricular es privar de un derecho a nuestros hijos y las generaciones futuras.”
BAGARA acepta el compromiso de participar en este proyecto para mejorar el sistema educativo en la Comunidad Autónoma Vasca con ese espíritu propositivo y dialogante que demandaba la Consejera, y desde esta asociación se aportará cuanto consideremos importante y constructivo. Ahora bien, el Gobierno Vasco debería reconducir entre tanto la situación que permita cumplir la legalidad vigente en materia de oferta de la clase de religión y garantizar que no se repetirán comportamientos de centros escolares como el de San Andres de Eibar.
Non solum sed etiam
Es importante recordar que el tema de este centro escolar de Guipúzcoa está en los tribunales y en el Parlamento les espera unas preguntas al respecto del caso concreto del colegio público de San Andrés de Eibar.
El Foro ERELGUNE hizo llegar a los grupos parlamentarios un escrito denunciando estos hechos. Extracto de la carta remitida: “Se ha denunciado a la Administración la presencia en las cristaleras principales de la fachada del colegio público San Andrés de Eibar (Gipuzkoa) de unos carteles cuyo lema es “LOMCE EZ, ERLIJIO ESKOLA ORDUTEGITIK KANPO” (“No a la LOMCE, Asignatura de Religión fuera del horario escolar”). Estos carteles llevan expuestos varios meses, desde el periodo de matriculaciones, con el objetivo de desanimar a las familias que quisieran apuntar a sus hijos e hijas en la asignatura de Religión y hacerles ver que no eran bienvenidas a dicho centro. Hemos constatado que este centro público hasta este curso todavía tenía familias que elegían la asignatura de Religión Católica. No obstante, para el curso 2017/18 ya habían desaparecido pues las pocas familias que quedaban no pudieron seguir soportando la presión del equipo directivo que pretendía hacer refuerzo curricular en el crédito horario de la asignatura de Valores sociales y cívicos.
Por otro lado, el centro se encontró con peticiones de varias familias musulmanas que solicitaban la asignatura de Religión islámica para el curso 2017/18. El centro decidió ignorar también estas peticiones, tal y como había hecho con la modalidad católica. Diversas entidades y familias han denunciado estos hechos ante la Administración educativa. El Departamento de Educación alega que inspección está actuando, pero los carteles continúan expuestos en la fachada principal del centro tres meses después de presentada la primera denuncia sobre lo que estaba sucediendo en ese centro.”
El guante lo recogió el Grupo Popular, quien a través de la parlamentaria Juana de Bengoechea, presentó el pasado 8 de septiembre un escrito con tres preguntas para ser respondidas por escrito por la Consejera de Educación.
El comportamiento de la dirección de este centro no es un caso aislado desgraciadamente. Tenemos casi 150 centros educativos en la Comunidad Autónoma Vasca que se han empeñado en desterrar la clase de religión de sus aulas. Con esa actitud, además de estar vulnerando el derecho de padres y alumnos, de hacerlo con métodos coercitivos; de violar normas de carácter internacional, nacional y local de forma reiterada con la aquiescencia de los poderes públicos, estos funcionarios que dependen de Educación están demostrando, o bien un nivel de incultura supino que les incapacitaría de facto para seguir ejerciendo responsabilidades en materia educativa al banalizar una de las áreas de formación del alumnado con entidad propia reconocida, o bien, que no sé qué sería peor, actúan desde una maquiavélica intención de formar borregos, de crear generaciones sin espíritu crítico cercenándoles información, actitudes propias de regímenes totalitarios y dictatoriales. Porque no hay mejor forma de manejar a la gente que desde la ignorancia. Y ni el sistema educativo de hoy ni el del futuro creo que pretenda que las futuras generaciones sean personas fácilmente manipulables. Al menos no es lo que yo quiero para ninguno de mis hijos; y lo que no quiero para mis hijos tampoco para los de su generación. Ya que hemos demostrado no saber dejarles un mundo mejor a nuestros hijos, intentemos al menos dejar unos buenos hijos a este mundo.
Varios analistas a finales del siglo pasado decían que el siglo XXI sería el siglo de las religiones; profecía, o simple análisis vemos que el devenir de los acontecimientos está dando un gran protagonismo al hecho religioso como factor clave en muchas cuestiones de este mundo globalizado: la Figura del Papa Francisco y el Yihadismo radical extremo pueden ser los dos fenómenos más llamativos entre nosotros hoy, pero en el mundo se siguen desarrollando movimientos telúricos que pasan más desapercibidos y que están ligados al hecho religioso y que están afectando a la vida de millones de personas.
Cerrar los ojos a la trascendencia de una buena clase de religión y eliminarla del diseño curricular es una injusticia que priva a nuestros hijos y las generaciones futuras de conocer una parte importante de su historia, que les ayuda a entender de dónde vienen, y que les permite decidir, con datos y en libertad, a dónde quieran ir.
Necesitamos que la clase política no funcione con miras cortas y de exclusiva intención electoral, necesitamos que sean estadistas que vean más allá de sus narices, de sus cuatro años de poder y piensen realmente en el bien de todos, pero de todos los que hoy estamos y de los que vendrán, y para ello ciertamente la mejor herramienta es una buena educación.
Nos llena de orgullo por ejemplo que la Ertzaintza haya iniciado un programa pionero de educación para la prevención en las mezquitas de nuestros territorios en donde los viernes de oración acuden para formar a los asistentes en la detección de radicalismos extremos y en actitudes preventivas para no caer en las redes de captación terrorista. ¿Cómo es posible que despleguemos recursos de todo tipo para ese servicio tan bueno y, que incide de lleno en educar para saber gestionar el hecho religioso de cara a la prevención, y queramos eliminar de nuestras aulas una de las mejores herramientas para evitar los radicalismos?
Hace años que se escuchan voces que inciden en la misma idea “Europa, sé tú misma, recupera tus raíces”, Juan Pablo II en Santiago de Compostela en el año 1989; monseñor Sleiman, arzobispo de Bagadad decía en una entrevista en el 2015: “se corre el riesgo de que Europa pierda su identidad; Los valores, la pérdida de valores tiene efectos mortíferos”. Si perdemos la perspectiva de quienes somos y de dónde venimos estamos abocados a que la identidad de nuestros pueblos desaparezca, por eso es bueno conocer y reconocer nuestro pasado, que con sus luces y sus sombras se fue construyendo con una amalgama de culturas y creencias, con especial incidencia de la tradición judeo-cristiana que ha impregnado la historia de nuestros antepasados, y hasta de nosotros en nuestros días, tanto desde las posturas de los que creen como de los que no creen, la increencia o el rechazo manifiesto de lo sagrado y lo trascendente o incluso de las instituciones que los representan es otra forma de actuar y participar en la gestión del hecho religioso. Que estemos permitiendo las tropelías que se están haciendo es un mal prolegómeno para aspirar a cualquier proyecto y para llegar a cualquier acuerdo.
Hagan cumplir la ley y luego seguimos hablando de cómo mejorar lo que ya tenemos, ¡pero que lo tengamos de verdad!