(José Luis Porcar).- Acaba de fallecer Francisco Asensi. Mi amistad con Francisco la inicio hace un par de años, a través de un amigo común. Y comienzo a leer sus novelas.
La última "El evangelio de las mujeres", desde la seriedad documental y la honestidad personal, relata la presencia de las mujeres en la iglesia primera, así como su mirada y su fe valiente en la novedad que instaura la persona de Jesús frente al sistema político-religioso.
En los almuerzos que cada semana compartía con amigos, necesitaba del auxilio de una mochila de Oxígeno a causa de una fibrosis quística alveolar autoinmune. Con todo, lo que él llamaba, 'energía vital' aparecía en su piel, en sus palabras, en su presencia cálida, en su lucidez de opinión...
De cuando en vez tenía crisis, ingreso por urgencias... Y en esta última crisis ha dejado de respirar (es mi interpretación pues esta tarde acudiré al tanatorio a compartir el duelo con su esposa que nos llamaba 'secuaces' a sus amigos).
La muerte es una putada (pido disculpas por la expresión). Creo que Francisco Asensi vive. Es un creyente, confía en el Dios de la vida, el mismo de Jesús, el de Nazaret.
