Toros, ¿fiesta nacional o crueldad con los animales? Mariano Delgado: "La desaparición de los toros de lidia sería una pérdida para el arte y la literatura"

Toro
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Mariano Delgado, historiador de la Iglesia en la Universidad de Friburgo, habla de un ritual a muerte entre animales y humanos

"La corrida, en realidad, no es un deporte, sino un ritual con elementos (pseudo)religiosos"

"La corrida no se caracteriza por la muerte, el valor de morir o el desprecio a la muerte, sino por la interacción entre Eros y Tánatos (el instinto de vivir o de amar y el instinto de morir)"

"Demasiado civilizados para soportar la interacción de Eros y Tánatos en las corridas de toros"

"No estoy ni a favor ni en contra, pero conozco los argumentos de ambas partes"

(Kath.ch).- ¿Fiesta nacional o crueldad con los animales? La tauromaquia es un tema que divide. Cada vez más, los españoles quieren el fin de esta tradición. Mariano Delgado, historiador de la Iglesia en la Universidad de Friburgo, habla de un ritual a muerte entre animales y humanos. En el curso de la humanización, la sociedad tiende a alejarse de esos rituales.

- La corrida no es un deporte sino un ritual, escribe el hispanista germano-americano Hans Ulrich Gumbrecht en el prestigioso «Neue Zürcher Zeitung». El ritual recuerda las amenazas de muerte mutuas entre los animales salvajes y los humanos como una situación elemental. ¿Comparte esta opinión?

Mariano Delgado: La corrida, en realidad, no es un deporte, sino un ritual con elementos (pseudo)religiosos: con su propio culto a los santos, por ejemplo cuando mueren toreros famosos en la arena o los toros embisten tan bien que son indultados por los espectadores al final y devueltos a los pastos.

"La corrida se caracteriza por la interacción entre Eros y Tánatos"

El pueblo recuerda los nombres de estos toreros y toros en su memoria colectiva. La corrida se celebra con una liturgia cuidadosamente escenificada: con entrada procesional, rito, música y salida. Todo está supervisado por un presidente con asistentes para que se cumpla el rito.

Pero, en mi opinión, la corrida no se caracteriza por la muerte, el valor de morir o el desprecio a la muerte, sino por la interacción entre Eros y Tánatos (el instinto de vivir o de amar y el instinto de morir). La corrida en su forma actual es, si dejamos de lado los sentimientos modernos hacia el toro que está prácticamente condenado a muerte, algo así como un remanente comercializado de la antigua religión en el Mediterráneo, por ejemplo en Creta, donde vemos imágenes de mujeres luchando o jugando con toros en Knossos.

- En la corrida de hoy, sin embargo, son los hombres los que se enfrentan a los toros...

Delgado: El toro es, por supuesto, lo masculino, mientras que el torero o matador, aunque sea hombre, encarna lo femenino, lo que se ve en su aspecto: Medias y ropas ajustadas que enfatizan las curvas, un andar casi femenino cuando intenta atraer al toro; en el pasado, los toreros también llevaban el pelo largo trenzado en una coleta que se cortaba simbólicamente y se guardaba cuando se retiraban.

Quienes se interesen por estos y otros elementos rituales, así como por su significado para el arte y la cultura, pueden consultar la llamada «Biblia de la Tauromaquia», una enciclopedia de doce volúmenes iniciada en 1943 por José María Cossío.

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- Gumbrecht cree que medidas como la prohibición de la corrida surgen de la nueva imagen de sí misma de una humanidad "que ha descubierto los sentimientos de su solidaridad cósmica con los animales, las plantas y, cada vez más, las cosas en general". ¿Ha provocado esta nueva y moderna visión del mundo el fin de la tauromaquia?

Delgado: Cada época tiene su ethos o su "cosmovisión" existencial. Nuestra época se caracteriza por una humanización de la creación no humana, que se refleja incluso en postular derechos humanos análogos para las plantas y los animales.

Esto tiene ciertamente muchos aspectos positivos, por ejemplo en el sentido de la preservación de la creación y la inclusión de todos los seres vivos en una cultura de la compasión.

Pero también se puede exagerar cuando, por ejemplo, a veces se pide que se prohíba la caza o algo similar, o incluso algunos querrían prohibir el consumo general de carne.

¿La generación de jóvenes de hoy en día funciona de manera diferente?

Delgado: El fin de la tauromaquia, si realmente llega, seguramente también tiene que ver con el hecho de que las nuevas generaciones piensen de forma diferente y se avergüencen del espectáculo en la plaza de toros, dejando de ir a verlo. Estuve -creo que con 20 años- en la plaza una sola vez, y esto sólo porque mi hermano, diez años mayor y aficionado a la fiesta, me llevó.

Pero en muchos pueblos de España sigue siendo costumbre, con motivo de las fiestas patronales, dejar correr por las calles durante dos o tres días a novillos o vacas y divertirse con ellos, como prueba de valor para la juventud.

"A muchos españoles les siguen gustando estas fiestas populares"

Así era y sigue siendo en mi pueblo terracampino. Y me encantaba ese tipo de tauromaquia, donde los toros que contratabas para la fiesta acababan muriendo en el matadero o siendo devueltos a la dehesa.

¿Qué opinan hoy los españoles de esta tradición?

Delgado: A muchos españoles les siguen gustando estas fiestas populares, por cierto, incluso en Cataluña, donde por otra parte han prohibido las corridas de toros en la plaza; en realidad no por "amor" a los animales, sino porque la corrida se considera una fiesta nacional española, y allí se trata de prohibir radicalmente en el espacio público todo lo que es «español».

¿Así que es una señal política?

Delgado: No prohibieron las fiestas populares con toros en el sur de Cataluña, en los pueblos del delta del Ebro, porque se consideran tradicionalmente catalanas, aunque al final sean igual de españolas.

El pintor Goya mostró la corrida desde su lado más bello y elegante en su serie de cuadros "La Tauromaquia". ¿Se juzga hoy en día con demasiada dureza cuando se describe la tauromaquia como una matanza de animales?

Delgado: En el caso de la tauromaquia, el cambio cultural también conlleva no sólo ganancias, sino también pérdidas. En caso de desaparecer la tauromaquia, ya sea por su prohibición a la sombra de la citada humanización o por su cese por falta de espectadores, las pérdidas serían, entre otras, éstas: paradójicamente y en primer lugar, la pérdida de la raza del toro de lidia.

Los toros de lidia eran originalmente comunes en la región mediterránea. La forma actual es el resultado de un largo proceso de cría que, morfológicamente, ha creado uno de los animales más bellos del planeta.

"Sería una pérdida para el arte y la literatura"

Para la producción de carne o de leche, son mejores otras razas, por lo que esta hermosa raza desaparecería.

Esto significa que los opositores a la tauromaquia no pueden argumentar con la salvación del toro, porque lo contrario sería paradógicamente el resultado del fin del espectáculo.

¿La desaparición de esta raza tendría más consecuencias?

Delgado: También sería probablemente una pérdida para el ecosistema de las Dehesas, los extensos alcornocales, encinares y pastos con todo tipo de fauna y flora mediterránea donde viven los toros de lidia. Probablemente, los propietarios se verían tentados a talar más árboles para convertir sus terrenos en zona agrícola más productiva.

Sería una pérdida cultural para el arte y la literatura, porque muchos pintores, músicos y escritores han creado magníficas obras basadas en la tauromaquia, aparte de que el lenguaje cotidiano español se caracteriza por muchas expresiones que aluden a la corrida y que con el tiempo dejarían de ser comprensibles para las nuevas generaciones. Y, por supuesto, sería una pérdida económica, porque miles de puestos de trabajo están vinculados a ella.

"Reprimimos la muerte o la desterramos de la vista del espacio público"

¿Y qué opina personalmente de las corridas de toros?

Delgado: No estoy ni a favor ni en contra, pero conozco los argumentos de ambas partes. Mientras unos arguyen estas pérdidas, señalando además que los toros en la dehesa viven y son cuidados durante cuatro años incomparablemente mucho mejor que cualquier otro ganado, por no hablar de la ganadería industrial, y que a cambio sólo son sometidos a una dramática lucha con el estrés de la muerte en la arena durante los últimos veinte minutos de su vida... los otros argumentan esencialmente en el espíritu de la mencionada humanización, sin considerar las pérdidas.

Georges Bizet también hizo un monumento a la tauromaquia en su mundialmente famosa ópera "Carmen". En la escena final, Don José apuñala a la gitana Carmen al canto embriagador del público que asiste a la corrida en la plaza. ¿La corrida tiene también un aspecto interpersonal, social?

Delgado: Ya he hablado de Eros y Tánatos. La relación entre Don José y Carmen también está marcada por ello, como, por cierto, lo están las relaciones humanas en general, la lucha de sexos, queramos o no.

"La muerte por deportes de riesgo no se cuestiona"

Quizá estemos hoy en día "demasiado civilizados" para soportar la clara interacción entre Eros y Tánatos en las corridas de toros, no sólo, como dice Gumbrecht, porque nos hemos acostumbrado a reprimir la muerte o a desterrarla del espacio público. También se debe a que en nuestra época tenemos otras formas sustitutivas de esta interacción en las que no se ve correr la sangre y no se contemplan los estertores del toro o, a veces también, el drama humano de un torero herido de muerte.

Estas "formas sustitutivas" no siempre se examinan de forma tan crítica como las corridas de toros: por ejemplo, matar pulsando un botón por tierra, mar y aire, sin ver el rostro de las víctimas (algo que ya criticaba nuestro gran Luis Vives con el cambio de paradigma de las armas tradicionales a las de fuego en el renacimiento), los deportes de riesgo, algunos eventos de la industria del entretenimiento.

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