"No nacemos malditos o benditos. Nos hacemos. Escogemos lo que queremos ser" “Maldito… Bendito…”

(Santiago Agrelo).-"Maldito quien confía en el hombre". Las palabras suenan duras, pero el profeta no deja lugar a dudas: Ese hombre que "busca en la carne su fuerza, apartando su corazón del Señor", se habrá engañado a sí mismo, habrá comulgado con la muerte, "será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien": ¡será maldito!

En la Sagrada Escritura son muchas las narraciones que transmiten ese saber recogido en las palabras del profeta. Hombre que aparta su corazón del Señor para volverse hacia sí mismo es el que abandona el paraíso por la estepa y sacrifica la fraternidad a la envidia. Ese hombre se hace capaz de tanto mal que puede arrasar la tierra como un diluvio universal.

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