“No es tiempo de lamentarnos, sino de ver las luces que tenemos en los pueblos" Migrantes, nuevo vecinos en los pueblos: Día del Mundo Rural en Extremadura

"Una llamada de atención al grave problema de la emigración, sobre todo de los emigrantes que son nuevos vecinos en la España vaciada"
"La mañana estuvo dedicada a exponer experiencias valiosísimas de la presencia, dificultades, signos de acogida, trabajo y convivencia que los emigrantes han descubierto en los pueblos de acogida y cómo la iglesia está al quite"
La eucaristía nos congregó, en la pradera de la ermita, para celebrar que “Dios se pone en pie para juzgar, para salvar a los humildes de la tierra” (Sal.76)
La eucaristía nos congregó, en la pradera de la ermita, para celebrar que “Dios se pone en pie para juzgar, para salvar a los humildes de la tierra” (Sal.76)
| Movimiento Rural Cristiano de A.C. Extremadura
Las tres diócesis de la autonomía extremeña se hicieron presentes, 120 personas, en un paraje primaveral de la Ermita de Sopetrán (Almoharín) este 1 de mayo. Hubo presencia significativa de zonas rurales de nuestra región: Las Hurdes y comarca del Alagón, Cáceres capital, Miajadas, Don Benito y Vegas Altas del Guadiana, Campiña Sur de Badajoz y Vegas Bajas. La vida, el contenido y calor del encuentro lo puso el Movimiento Rural Cristiano, que bajo la campaña “Migrantes, nuevos vecinos en los pueblos”, quiere hacer una llamada de atención al grave problema de la emigración, sobre todo de los emigrantes que son nuevos vecinos en la España vaciada.
Dio comienzo el día con la presentación de los numerosos grupos de emigrantes, venidos principalmente de países latinoamericanos. Un recorrido por las diversas realidades de acogida que están teniendo en nuestros pueblos nos hizo rezar “que va Dios mismo en nuestro mismo caminar”, animados por el Papa Francisco: “…tengan la certeza que tarde o temprano vamos a ver los frutos”.

La mañana estuvo dedicada a exponer experiencias valiosísimas de la presencia, dificultades, signos de acogida, trabajo y convivencia que los emigrantes han descubierto en los pueblos de acogida y cómo la iglesia está al quite, a través de las parroquias para acompañar en las múltiples necesidades que tienen: el acceso a la documentación necesaria, la vivienda, la búsqueda de trabajo, el acompañamiento para que se organicen asociativamente y puedan ser artífices de las respuestas a sus vidas presentes en nuestros pueblos.
La eucaristía nos congregó, en la pradera de la ermita, para celebrar que “Dios se pone en pie para juzgar, para salvar a los humildes de la tierra” (Sal.76). Las palabra cálidas de los consiliarios rurales de “no es tiempo de lamentarnos, sino de ver las luces que tenemos en los pueblos, convencidos de que queda mucho por hacer”. Animó a tantos participantes, nativos y emigrantes, celebrando que “la historia se ha escrito con pueblos que huían. ¿pero dónde se acogerá al que emigra?. Cuatro verbos nos ha dejado Francisco: acoger, proteger, promover e integrar”
La comida compartida fue un momento apetecible, donde los productos típicos de cada zona extremeña, allí presente, y de los países latinos hizo las delicias de los comensales. Una mesa larga y repleta era el signo más elocuente de la convivencia hermanada.
La tarde se hizo alegre en la fiesta de todos, juegos, canciones y sobre todo en los bailes de Colombia, Venezuela, Perú… y demás paisanos.
Hemos sido testigos, los rurales extremeños, de una preocupación urgente como es la presencia de los nuevos vecinos. Por eso en el manifiesto decimos que: “a las personas no nos definen los papeles, sino una dignidad intrínseca”.

Un día de celebración gozosa y compartida, con el mensaje del papa al fondo:“ustedes son sembradores del cambio. Que Dios les de coraje, alegría, perseverancia, pasión para seguir acogiendo”·
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