El sacerdote austríaco reconoce el miedo en el colectivo ante el auge de la ultraderecha Promotor de la pastoral LGTBQ: "Espero que León XIV no revierta las reformas que hizo Francisco"

“Lo que está sucediendo en la sociedad y la política a nivel mundial y europeo es aterrador. Espero que, a pesar de ello, cada vez más personas queer se hagan visibles, o sigan siéndolo”
“Hay personas que se oponen a que se discutan o incluso se visibilicen las realidades queer. Por ejemplo, no reconocen la diversidad entre los dos polos, masculino y femenino. Quienes solo piensan en blanco y negro nunca podrán ver el arcoíris, ni querrán verlo"
"Quienes rechazan a las personas LGBTIQ suelen sentirse inseguras porque desconocen sus realidades. Lo que uno desconoce es aterrador. Y por miedo, lo rechazan o incluso luchan contra ello”
"Quienes rechazan a las personas LGBTIQ suelen sentirse inseguras porque desconocen sus realidades. Lo que uno desconoce es aterrador. Y por miedo, lo rechazan o incluso luchan contra ello”
“Pequeños pasos hasta que la diversidad se normalice en la Iglesia y la sociedad”. Es el deseo del sacerdote Franz Harant, director de la Pastoral Arcoíris Austria, que lleva años trabajando por la inclusión de este colectivo en el engranaje eclesial, pero que teme que la situación política internacional con el auge de la ultraderecha, revierta las conquistas sociales y atemorice de nuevo a las personas LGBTIQ. “Lo que está sucediendo en la sociedad y la política a nivel mundial y europeo es aterrador. Espero que, a pesar de ello, cada vez más personas queer se hagan visibles, o sigan siéndolo”, señala en entrevista con Katholisch.
Impulsor de la llamada etiqueta “acogedora y abierta”, que distingue a las instituciones y parroquias católicas que se han comprometido con una postura abierta en la cuestión de la pastoral LGBTIQ, y que constata que estas personas “no solo están en la Iglesia, sino que, como bautizadas y creyentes, son la Iglesia y tienen su hogar espiritual en ella”, echa en falta sin embargo un poco más de apoyo por parte de los pastores.
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“También necesitaríamos la voz de los líderes de la Iglesia. Hasta ahora, ningún obispo ha comentado públicamente sobre nuestra etiqueta. Tengo la impresión de que siguen observando, algunos incluso con benevolencia”, señala el sacerdote.
En este sentido, Franz Harant espera que León XIV, “por un lado, no revierta nada de lo que fue posible bajo su predecesor, como la bendición de las parejas del mismo sexo, y, por otro, que dé mayor importancia a los hallazgos de las ciencias humanas”.

Y añade, al respecto: “El desarrollo y la actualización de todas las declaraciones doctrinales previas sobre la sexualidad están pendientes. Es necesario tener en cuenta los hallazgos actuales de las ciencias teológicas y humanas. Es necesario tener en cuenta las realidades de la vida de las personas trans* e inter*”.
Y es que este sacerdote es muy consciente de que dentro de la Iglesia hay personas que se no sólo se oponen, sino que tratan de bloquear cualquier iniciativa que redunde en la visibilización de estos colectivos y en su normalización dentro de la vida de la Iglesia.
"Sólo piensan en blanco y negro"
“Hay personas que se oponen a que se discutan o incluso se visibilicen las realidades queer. Por ejemplo, no reconocen la diversidad entre los dos polos, masculino y femenino. Quienes solo piensan en blanco y negro nunca podrán ver el arcoíris, ni querrán verlo. Quienes rechazan a las personas LGBTIQ suelen sentirse inseguras porque desconocen sus realidades. Lo que uno desconoce es aterrador. Y por miedo, lo rechazan o incluso luchan contra ello”, afirma.
De ahí que reitere una petición al nuevo Papa. “Espero que León XIV continúe protegiendo el clima para las personas LGBTIQ creado por su predecesor. Deberá encontrar sus puntos de acceso y contactos. No debe cerrarse a quienes también buscan dialogar con él o desean continuar el discurso iniciado por su predecesor. El `acompañamiento respetuoso’, no solo de las personas homosexuales, sino de todas las personas LGBTI, debe promoverse y apoyarse con mayor fuerza en todo el mundo como un mandato pastoral en el marco de una pastoral arcoíris con sensibilidad queer”.
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