El veto al teólogo vasco tuvo un precedente en 1985, con el pedagogo brasileño Así a Pagola como a Freire, amén

(Xabier Pikaza).- Ambos tienen muchas cosas en común, en línea de de radicalidad humana y cristiana, pero les une también el hecho de haber sido vetados por una institución eclesiástica, que ha impedido que reciban un Doctorado Honoris Causa.

Paulo Freire elaboró en su tiempo una ejemplar pedagogía de la liberación desde los oprimidos, tomando a Jesús de algún modo como referente esencial de una enseñanza al servicio de la plena humanidad, partiendo desde los marginados, pobres y excluidos. Así lo he podido comprobar al ocuparme del método y camino de educación de Jesús Maestro.

José Antonio Pagola está desarrollando una visión también ejemplar de la experiencia liberada y liberadora de Jesús, al servicio de la maduración cristiana, en un mundo donde a veces la misma iglesia corre el riesgo de ponerse de parte de una casta de poder establecido, sin contar con marginados, pobres y excluidos.

Ciertamente, los "promotores" del veto tenían sus razones, tanto el año 1985 (caso Freire), con la dolorosa negativa del Vaticano y del episcopado hispano a concederle un Doctorado Honoris Causa, como el año 2017 (paso Pagola), con negativa del obispo de Vitoria, que sigue pensando que la propuesta de Pagola siembra desconcierto y división en una Iglesia en la que todo debe hallarse bien atado desde una dictadura ¿ilustrada? de tipo religiosa, porque la Iglesia que son ellos piensa por todos, y los demás que son tan Iglesia que no piensen.

Hay una línea clara (es decir, muy oscura) que va de un caso al otro. Creíamos que los problemas del año 1985, con el "cerrojo" de la Cong. de la Doctrina de la Fe a la Teología de la liberación en la versión pedagógica de P. Freire habían pasado (¡Freire, el más hondo pedagogo criatiano del siglo XX, un nordostino de Brasil que pasó hambre de niño, y que quiso que nadie más la pasara, por humanidad, por evangelio, por educación!).

Entonces (años 1984/1985 con los documentos "contra" la liberación), con J. Ratzinger al frente de la Congregación se tenía miedo a una posible lucha armada, no sólo a la filosofía/sociología de clases (pero no de castas), sino al mismo camino de una humilde pedagogía de liberación, al servicio del pan fraterno y la cultura abierta a la comunión de todos los hombres mujeres, con inspiración cristiana.

Pero, a pesar del Papa Francisco, el caso continúa en este "glorioso" 2017 (al menos en Vitoria y en su entorno), pues a ciertos obispos les "molesta" la pedagogía catequética y teológica de J. A. Pagola, que quiere abrir para todos el camino de Jesús.

Dos casos paralelos

A Paulo Freire le propuso como Doctor Honoris Causa la Facultad de Pedagogía de la Universidad Pontificia de Salamanca, y el claustro universitario ratificó su propuesta, en los años ochenta del siglo pasado, pero se opuso el "Episcopado Español" ("patrono" la Universidad Pontificia), por orden de la autoridad superior del Vaticano, que, en aquellos momentos (¿cómo en estos?) se oponía a una verdadera liberación de fondo evangélico, a una "democratización" de la enseñanza, en fraternidad, desde los pobres.


Fue una ocasión perdida, un gesto de miedo e incluso de "violencia" en contra de una Facultad que tenía entonces gran renombre. Los responsables de "animar" la enseñanza cristiana (y la vida de la Iglesia) tuvieron miedo de ratificar la trayectoria del que era, quizá, el más claro representante de una educación de fondo cristiano; así perdieron no sólo su rumbo frente a los poderes establecidos.

Salió perdiendo la Iglesia en su conjunto, y en especial la facultad de Pedagogía de la Universidad Pontificia, que desde entonces ha venido languideciendo (a pesar de que el año pasado, 2016, ha presentado un curso monográfico sobre Paolo Freire, a través de la cátedra S. José de Calasanz).

A José Antonio Pagola le acaba de proponer como Doctor Honoris Causa la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Vitoria. Pero el obispo de la ciudad ("patrono"de la facultad) le ha vetado, por miedo a las consecuencias que ese gesto podría tener (con el visto bueno de los obispos de su entorno: San Sebastián y Bilbao), como acaba de contarnos Xabier Larramendi en "Noticias de Guipuzcoa".

También en este caso estamos ante un caso de partidismo, de miopía y miedo. Evidentemente, se puede disentir académicamente de algunas proposiciones del la enseñanza de J. A. Pagola, pero él ha sabido presentar un tipo de cristianismo fiel a los principios del evangelio, y sus libros están siendo traducidos a gran parte de los idiomas cultos del mundo.

El Obispo de Vitoria aparece así como "pastor" medroso de una parte de su Iglesia, y no ha sabido ver la novedad de la obra de Pagola, o no ha querido reconocerla porque, como en el caso de P. Freire, el evangelio fuerte, al servicio de la comunión y libertad, de la educación en conciencia y transformación personal, desde la vida de Jesús, puede ser peligroso frente a cierta "institución instituida".

Para quien quiera seguir leyendo, ofrezco a continuación una semblanza de P. Freire y de J.A. Pagola, tomada de mi Diccionario de de Pensadores Cristianos. A P. Freire no puede decirte en este mundo ya nada, pues sigue educando en el cielo de Dios a los niños y excluidos de la buena sociedad. A Pagola sólo puedo decir Zorionak, estás en buena compañía con Paolo Freire, que seguirá sonriéndose desde su altura.

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