(José Manuel Vidal).- Semana de visitas en Roma al socaire de la beatificación del Papa Magno. Visitas de alto nivel y con diversos personajes curiales. Visitas que establecen puentes, liman asperezas y rompen clichés establecidos por ambas partes. Quizás la visita más sorprendente fue la que mantuve con el cardenal Mauro Piacenza, prefecto del Clero. Invitado por monseñor Celso Morga, el secretario del dicasterio y un arzobispo español llamado a seguir subiendo en el escalafón eclesiástico, fui a ver al cardenal con los prejuicios al uso sobre su persona: seco, adusto, muy conservador, serio, discípulo del cardenal Siri y con fama de "duro". Un halcón de la Curia, al que algunos colocan en Milán y todos en la rosa de los papables.
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