"Debemos ser habitados por Cristo" "La liberación de Jesús en nuestra propia vida"
(Eugenio Pizarro).- En el Evangelio de hoy Jesús no habla sólo de liberaciones como lo hizo el domingo anterior. Jésús nos habla de lo más importante: nos habla de nuestra propia liberación. Entonces, en el Evangelio de Jesús hay liberaciones y está la liberación de Jesús en nuestra vida propia.
Haciendo situación de lugar, diremos que Jesús acababa de alimentar a las multitudes multiplicando los panes y los peces. Jesús los liberó del hambre. La liberación del hambre y la miseria no es ajena a la misión de Jesús; forma parte de la Buena Nueva y de la evangelización integral de nuestro pueblo.
Y aunque seamos reiterativos con respecto al domingo anterior, les quiero repetir, al comenzar: el anuncio del mensaje espiritual de Jesús no es suficiente si no va acompañado de un compromiso por rescatar a los hombres y mujeres de sus servidumbres materiales. La credibilidad del Evangelio pasa por este compromiso. Ésta es una convicción profunda en mí, y la experimenté vivencialmente en la Iglesia Latinoamericana en un Curso de Teología Pastoral en Brasil... Sí... La Evangelización es liberadora de las servidumbres humanas. (Puebla 485).
Pero hay algo más importante y fundamental. Esto importante y fundamental me permite decirles:
Jesús no se quedó sólo en lo que dijimos el domingo pasado. Como tampoco puede quedarse en eso el Evangelio. Esto está expresado en palabras de Jesús hoy día: "En realidad ustedes no me buscan por los signos que han visto, sino por el pan que comieron hasta saciarse". Eso no basta... no basta "porque han visto signos". Es cierto que la liberación material es una muestra del paso de Dios liberador, pues es también un signo de la gran liberación, la cristiana, la de toda forma de pecado, que sólo Cristo puede darnos (Puebla 485).
De esa liberación tenemos que ocuparnos en nuestra vida de cristianos. "Afánense, no por la comida de un día, sino por otra comida que permaneces y con la cual uno tiene vida eterna".
Aquí, mis amigos, llegamos al fondo, a lo más importante y fundamental: "El Hijo del Hombre les da esta comida, él es al que el Padre, Dios, señaló con su propio sello". Lo importante y fundamental es Jesús.
Todo lo del domingo pasado o toda otra cosa que hagamos o que buscamos, para nostros creyentes, no tiene base de sustentación; no tiene rumbo, ningún sentido, sino no es hecho todo en Cristo Jesús. "Sin mí nada pueden hacer". Sin Jesús nuestras luchas de liberaciones está hechas sobre "arena" y no sobre "roca". Sí, hermanos (as), "la roca que los constructores desecharon ha pasado a ser la piedra angular". "El hombre sabio que escucha las palabras de Jesús, se parece a un hombre que construye su casa sobre roca, vienen los vientos huracanados y las lluvias, pero la casa permanece firme porque está construida sobre roca".
Es sobre Jesús que construímos las liberaciones y nuestra propia liberación personal. ¿Cómo poder entusiasmarlos por Jesús? Me faltan palabras. Pero el Padre Hurtado decía que había que "chiflarse" por Jesús. Que teníamos que ser 'habitados'.
"El que escucha mis palabras y las cumple, mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos habitación en él". De otra manera dicho: "Yo ya no vivo, es Cristo que vive en mí". Y lo reafirmamos: "Los judíos le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer, y cuáles son las obras que Dios nos encomienda? Jesús respondió: .
Y "Enviado" con mayúscula porque se trata de Jesús, el Dios humano y divino.
Jesús como un gran Maestro y Pedagogo, a partir del hambre saciada, los quiere llevar, y nos quiere llevar a una saciedad más plena y profunda. Del pan material nos quiere llevar al deseo del pan que da vida al mundo, y que mata para siempre toda muerte temporal y espiritual.
Por supuesto que esta liberación es más definitiva que la que tuvo el pueblo escogido por parte instrumental de Moisés, que condujo al pueblo de la esclavitud a la tierra prometida, y que alimentó de esperanza con el maná en el desierto. Hoy el Pueblo de Dios, la Iglesia, no puede quedarse sólo en esto. Pues la liberación de Jesús es plena porque viene del cielo.
"Mi Padre es el que les da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y que da vida al mundo". Las liberaciones materiales son provisorias y ambiguas si no están en esta perspectiva: Jesús. Jesús y Jesús.
El anuncio de Jesús sobre la liberación en la sinagoga de Cafarnaún nos anuncia que no hay liberación sin intervención del Padre; que los hombres no pueden liberarse a sí mismos, y que la vida del mundo viene de Dios.
El pan del cielo que sacia para siempre, el don de Dios liberador, es Jesús mismo. Él no es el camino de la liberación, ni el que enseña la liberación; Jesús es la Liberación: "Yo soy el Pan de Vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre, el que cree en mí nunca tendrá sed".
"Nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y todos pasaron el mar. De alguna manera fueron bautizados en la nube y en el mar para ser el pueblo de Moisés,y todos comieron del mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual,pues bebían de una roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo". (1Cor.10,1-4).
Dios que comenzó por darnos pan y libertad material, se da a sí mismo como pan de vida y prenda de libertad espiritual. Las liberaciones históricas a las que nuestra fe nos compromete, son la anticipación y el signo de la liberación plena y sin fin que vendrá.
El Pan de Vida y la Roca de la cual brota la Bebida de Salvación es Cristo, y también Cristo Eucarístico. Él encabeza nuestra marcha hacia la verdadera tierra prometida: "esa que mana leche y miel".
No olvidemos nunca que somos el Pueblo de Dios: Iglesia que no puede marchar y que no tiene rumbo sin Cristo Jesús; él es el Camino, la Verdad y la Vida.
P. Eugenio+