Hacer memoria agradecida por este hombre de Dios es justo y necesario Cuatro meses sin Francisco: su mensaje sigue vivo en fieles y comunidades

Papa Francisco y Santiago Olivera, obispo castrense
Papa Francisco y Santiago Olivera, obispo castrense

"Creo sin temor a equivocarme que es de los más importantes que ha dado nuestra patria; de la talla de los próceres y de los hombres de la ciencia, la cultura y el deporte, que han nacido en nuestro país"

"A cuatro meses de su Pascua, que podamos seguir ahondando en el rico magisterio de los gestos y de los escritos, profundos, orados, sencillos y claros de nuestro Papa argentino"

(mdz).- Era el 10 de abril, en la Basílica de San Pedro, cuando se oyó a unas mujeres gritar en los pasillos: "¡El Papa Francisco está aquí!", tras la sorpresa del pasado domingo, cuando los 20.000 fieles reunidos en la plaza para el Jubileo de los Enfermos vieron llegar de repente al Sumo Pontífice en silla de ruedas.

Esa tarde, Francisco quiso también salir unos minutos antes de la Casa Santa Marta, donde continuaba su convalecencia, y cruzar la Puerta de la Oración para dirigirse a la Basílica. Estuvo menos de diez minutos rezando ante la tumba del Papa Pío X, un Pontífice al que siempre se dijo muy cercano y al que acudió a rezar el domingo pasado.

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Esta noticia que circuló con motivo de esta sorpresiva visita del Papa, quería traerla a la memoria en este día que estamos recordando los cuatro meses de la Pascua del papa Francisco y celebrando la memoria litúrgica del papa San Pío X- patrono de los catequistas-. Feliz coincidencia que el Papa argentino haya querido ir a rezar, once días antes de su muerte, a la tumba de este Papa santo, querido y admirado por él, según recordó ese mismo día, el servicio de información de la Santa Sede.

El Papa Francisco reaparece en público en el Jubileo de los enfermos

Hacer memoria agradecida por este hombre de Dios es justo y necesario. Creo sin temor a equivocarme que es de los más importantes que ha dado nuestra Patria; de la talla de los próceres y de los hombres de la ciencia, la cultura y el deporte, que han nacido en nuestro país.

Francisco, con su genio jesuita que lo caracterizó por su calidez para el pastoreo y en su lucidez para el gobierno, amalgamó ambas realidades tan necesarias para ser un buen pastor. Conocedor de la realidad, preocupado y ocupado en saber del andar de la Iglesia y del mundo. Metido de lleno en el mundo sin ser de él. Quizá, eso hizo que, muchas veces, no comprendiéramos o mal interpretáramos sus gestos y palabras, con esa costumbre poco feliz, de llevarlo todo al terreno de nuestras grietas históricas y actuales y de lo cual, el Papa tampoco se salvó. Hemos necesitado de su Pascua, para poder ver con mayor y mejor claridad, lo que fue su vida para nosotros y para el mundo todo. Creyentes y no creyentes, veían en él, un hombre sabio, profundo, de Dios y, por ser de Dios, muy humano.

Tuvimos la gracia de participar -como Obispado Castrense- de la última Misa que presidió en público. Fue en el “Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad”, donde estuvo acompañando en la concelebración el Card. Robert Prevost, elegido n el cónclave siguiente como sucesor de Pedro. Grandes gracias de Dios para nosotros.

En dicha homilía, el Papa trajo a colación la misión de los hombres y mujeres de las Fuerzas:

“Hermanos y hermanas, esta palabra de esperanza nos acompaña hoy, mientras celebramos el Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad, a quienes agradezco su servicio, saludando a todas las autoridades presentes, a las asociaciones y a las academias militares, como también a los Obispos militares y a los capellanes.

Ustedes están llamados a intervenir en muchos escenarios de crisis que, por una misión, que podría definirse como una “vocación”, los ha puesto al lado de la vida de nuestros pueblos, del compromiso por la seguridad, la existencia de la legalidad y la justicia, la presencia en las penitenciarías, la lucha contra la criminalidad y las diferentes formas de esclavitud contemporánea en favor de la paz social. Y recuerden también a sus compañeros que han perdido la vida en estas difíciles situaciones, manteniendo el orden público, por el rescate de las vidas de los marinos, por los más frágiles, por la promoción de la paz (…). [Jesús] nos enseña que el bien puede vencer a pesar de todo; nos enseña que la justicia, la lealtad y la pasión civil hoy siguen teniendo valores; nos enseña que podemos crear un mundo más humano, más justo y más fraterno, a pesar de las fuerzas oscuras del mal”.

“Hermanos y hermanas, esta palabra de esperanza nos acompaña hoy, mientras celebramos el Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad, a quienes agradezco su servicio, saludando a todas las autoridades presentes, a las asociaciones y a las academias militares, como también a los Obispos militares y a los capellanes. Ustedes están llamados a intervenir en muchos escenarios de crisis que, por una misión, que podría definirse como una “vocación”, los ha puesto al lado de la vida de nuestros pueblos, del compromiso por la seguridad, la existencia de la legalidad y la justicia, la presencia en las penitenciarías, la lucha contra la criminalidad y las diferentes formas de esclavitud contemporánea en favor de la paz social.

Y recuerden también a sus compañeros que han perdido la vida en estas difíciles situaciones, manteniendo el orden público, por el rescate de las vidas de los marinos, por los más frágiles, por la promoción de la paz (…). [Jesús] nos enseña que el bien puede vencer a pesar de todo; nos enseña que la justicia, la lealtad y la pasión civil hoy siguen teniendo valores; nos enseña que podemos crear un mundo más humano, más justo y más fraterno, a pesar de las fuerzas oscuras del mal”.

Francisco entregó su vida a la Virgen de Luján
Francisco entregó su vida a la Virgen de Luján

Destacó la responsabilidad de los capellanes:

“Y en esta tarea, que abarca toda la vida, también están acompañados de los capellanes, una presencia sacerdotal en medio de ustedes. Ellos no prestan su servicio —como a veces ha pasado tristemente en la historia— para bendecir perversas acciones de guerra. No. Ellos están en medio de ustedes como presencia de Cristo que quiere acompañarlos, ofrecerles consuelo y serenidad, animarlos a dar lo mejor de ustedes mismos, acompañarlos en sus tareas como apoyo moral y espiritual, que los ayude a desempeñar sus cargos a la luz del Evangelio y al servicio del bien”.

“Y en esta tarea, que abarca toda la vida, también están acompañados de los capellanes, una presencia sacerdotal en medio de ustedes. Ellos no prestan su servicio —como a veces ha pasado tristemente en la historia— para bendecir perversas acciones de guerra. No. Ellos están en medio de ustedes como presencia de Cristo que quiere acompañarlos, ofrecerles consuelo y serenidad, animarlos a dar lo mejor de ustedes mismos, acompañarlos en sus tareas como apoyo moral y espiritual, que los ayude a desempeñar sus cargos a la luz del Evangelio y al servicio del bien”.

Y también les agradeció:

“Queridos hermanos y hermanas, les agradezco cuanto hacen, con enorme arriesgo en sus propias vidas. Gracias porque, también sobre nuestras barcas en peligro, nos sostienen y protegen y nos alientan a seguir nuestra travesía”.

“Queridos hermanos y hermanas, les agradezco cuanto hacen, con enorme arriesgo en sus propias vidas. Gracias porque, también sobre nuestras barcas en peligro, nos sostienen y protegen y nos alientan a seguir nuestra travesía”.

En nuestro obispado, fue administrador apostólico desde el 29 de agosto del 2002 hasta el 17 de diciembre de 2002. Lo recordamos con gratitud por su entrega y su testimonio pastoral.

Y como los hombres de Dios “no mueren”, el Papa Francisco y su legado quedará plasmado en el corazón de la rica historia de nuestra Iglesia, como así también, de la rica historia de nuestro país”.

A cuatro meses de su Pascua, que podamos seguir ahondando en el rico magisterio de los gestos y de los escritos, profundos, orados, sencillos y claros de nuestro Papa argentino.

*Santiago Olivera, Obispo castrense para las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la República Argentina

Francisco siempre muy cercano a la misión de los hombres y mujeres de las  Fuerzas.

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