Teresa nos invita a vivir las quintas moradas

Como el gusano que muere en su crisálida,
para llegar a convertirse en mariposa,
debéis ir soltando poco a poco el lastre
del yo viejo y egoísta para renacer con Cristo.
El tesoro escondido lo habéis encontrado,
después de un largo recorrido, en vuestro interior.
Y Jesús es quien os conduce
a los manantiales de aguas vivas del amor divino.
La entrada de la persona amada en vuestra vida
también os descentra de vuestro yo narcisista,
construyendo juntos una pequeña comunidad
que solo crece dando y recibiendo con agradecimiento.
Debéis vivir siempre
con una determinada determinación,
para experimentarlo todo intensamente,
integrándolo todo,
tanto lo positivo como lo negativo,
pues solo se integra provechosamente lo que se acepta.
La verdadera paz que conduce la alegría interior
será fruto de la intimidad con Dios
mediante una mística de ojos abiertos,
que conduce a un compromiso concreto
por crear un mundo de fraternidad y justicia:
esta es la más profunda y verdadera experiencia mística.
Solas estas dos cosas nos pide el Señor:
amor de Su Majestad y del prójimo,
es en lo que hemos de trabajar.
En nuestra mano está, si queremos
.
Volver arriba