20.000 euros para cada demócrata indignado ®

He leído diversos ‘posts’ sobre el fenómeno social de las acampadas juveniles y la democracia-real-ya. Uno de ellos en este soporte y firmado por un nombre al que en varias ocasiones he declarado mi sincera simpatía.

De la espontaneidad de estos "kibutz" gigantes no creo ni un tantico así, sino, al contrario, que están muy estudiados y dirigidos por especialistas, bastantes de ellos importados del extranjero. Tal vez destinados a no parar hasta las elecciones generales que parece van a anticiparse a noviembre.

Estas cosas no son natural fruto de una vida ordenada, de una voluntad de trabajo… Y si no vienen de ahí, tampoco de la inocencia de supuestas causas exógenas, sino por efecto de un engañarse, dejarse llevar por la presión alienante del “colectivo” y elegir para la vida una mala equivocación para los años decisivos.

¿Son desempleados...? Miremos, primero, por qué se queda alguien sin trabajo. Por muchas causas, desde luego, que pueden separase en dos: las originadas en el individuo o las impuestas de fuera. Las primeras, las principales porque las podemos controlar. Los empleos se pierden por muchas causas pero las peores no son las exógenas, no vienen de la situación social, tampoco de la crisis económica. Vienen de una constante astenia del esfuerzo propio y del huir del riesgo de la vida. Justo lo que la hace hermosa.

El joven médico recién graduado que no se coloca porque, en verdad, lo que quiere es trabajar cerquita de la casa de sus padres que le resuelven el dia-a-dia. El pasivo cobrador del subsidio que espera que su problema se lo resuelva “la Magistratura” con una buena indemnización; y llena su CV de empleos que duran lo justo para cobrar siguientes periodos de subsidio. Y se hacen carne de esos círculos que viven de los presupuestos ministeriales. Por ejemplo: arte, cine o teatro, rellenos en programas de TV y todo ese etcétera inestable, volátil, subterráneo que difunden entre ellos por el chat y los sms. Debiendo favores como zanahorias con los que atarse cada vez más a quien los reparte.

El firmante del artículo que comento dice que la solución está en que las multinacionales les pagaran de sus beneficios. ¡Vaya, hombre! Para vomitar esta demagogia maldita la falta que hace la teología. ¡Y nada menos que 20.000 euros reclama para cada joven de la 'democracia-real-ya'! ¿Qué pretende el articulista con tan bondadosa propuesta? ¿Por qué excluye de esos 20.000 euros al resto de los cinco millones de parados? ¿Cómo sabe que ese dinero sobra a las multinacionales? ¿Es que no tienen que repartir dividendo a miles de inversores, que pusieron en riesgo - eso es invertir - probablemente sus ahorros? ¿Ha pensado a cuántos miles de familias emplean esas multinacionales? ¡Qué reconfortante caridad la exigida de los otros! ¿Por qué no empezamos por subvencionar la pensión de la tía ancianita y sola, o para evitar un desahucio a tal o cual familia, o pagar el colegio de ese hijo de viuda...? Lo malo es que esa caridad supone comprometer el propio bolsillo.

Quien tiene conciencia de la instrumentalización de los indignados no les presta su nombre. No apoya el engaño de los ilusos, los dóciles manejados por los especialistas pagados. Al contrario, les abre los ojos, les ayuda a plantar cara y buscar cómo salir de la urgencia de su situación hasta que surja la oportunidad deseable. Porque, hoy, el mundo para un joven de 20 ó 30 años es más accesible que nunca antes, y el que sufre necesidad aquí puede resolverla en otro sitio. Y si no encuentra lo ideal, acepta lo primero que salga, no importa dónde.

El Evangelio no es sólo la interpretación “ad hoc” de las Bienaventuranzas, pues enseña, y muchas veces, que al perezoso y al pusilánime Dios los manda a la Gehena, o les dice a las vírgenes descuidadas que se las arreglen ellas... No es honrado proponer que Jesús estaría con unos y nunca con otros. En realidad fue al revés, eligió empresarios como Andrés y Simón, como Mateo, como Marcos y su familia, o los Zebedeo. En su mayoría conocían o hablaban el griego y el latín. Del único socializante lo que se nos ha dicho es que robaba, que vendió a su jefe y que luego se ahorcó.

"Los indignados" que trabajan y se sacrifican por la democracia-real-ya. ¡El nuevo mayo del 68! ¡Qué bonito nirvana! Bueno sería aprovecharan la ocasión para hacerse a sí mismos algunas preguntas: ¿Qué hice con mi tiempo? ¿Por qué escogí amistades fáciles? ¿Qué valores básicos desprecié? ¿Qué ocasiones ignoré o se me escaparon por las resacas de cientos de mañanas... y dormir en casa de los viejos hasta las tres y con mesa puesta? Preguntarme si los que elijo como mis amigos del alma son los que viven de sus padres, relevados luego por el sueldo de la pareja, hetero o del mismo sexo.

Muchos de mi generación, aquella de las cartillas de racionamiento, lo hicimos al revés. Trabajamos para ayudar a nuestros padres, después para pagarnos nuestros estudios y finalmente para formar familia, carga que a los 'justicieros' pone los pelos de punta y de la que huyen por mil alcantarillas. La vida aceptada en su dificultad nos dio inteligencia para “elegir antes lo que nos convenía que lo que nos gustaba, como un presidiario se lamentó de nunca haberlo hecho en su vida. Lo cuenta el jesuita Jaime Garralda misionero de las cárceles y del SIDA.

Desgraciada España que hoy ya no se encuentra a sí misma. De cuya historia y realidades de estos últimos 30 años se evidencia muy bien dónde están los errores y sus causas. Pero no quiere ver nada. Es tan agradable dejarse llevar por la corriente... y cuando lleguemos a la catarata, sálvese quien pueda. Los nuevos bolcheviques del "socialismo real" hacen su ideología dogma de fe. En su más pura acepción: "Creer en lo que no se ve". A los españoles los sesos se nos han licuado con complejos de culpabilidad. Complejos tópicos o profundos que hace “apóstoles vindicadores de no se sabe qué" a curas, teólogos y obispos así se caiga el mundo. "Menos crucifijos y más empleos fijos"."Los rosarios con los ovarios." ¿Un profesor de la Iglesia puede solidarizarse con esos pobres muchachos...? Lo mejor que le deseo es que lo diga por efecto del Síndrome de Estocolmo.

Del post leído diré que son muy oportunas la citas del profeta Amós pues que se refiere a un pueblo bien definido en el Antiguo Testamento. Y, también, la de León Felipe. «Qué lástima» de poeta, al que mejor le irá si le dejamos llorar sus violines rotos.

Treinta años de democracia liberal nos han llevado a la Puerta del Sol. Algo no cuadra.
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