¿Bioética cristiana?

ANTONIO CRUZ

¿Es posible hablar en este tiempo de una “bioética cristiana” sin caer también inmediatamente bajo el estigma de la sospecha ideológica? ¿Por qué en determinados ambientes el calificativo de “cristiana” contribuye a darle mala fama o a considerarla partidista, acientífica y dogmática?


La bioética cristiana no implica una renuncia al análisis racional, serio y bien argumentado, para sustituirlo por unas máximas religiosas discutibles, sino que aspira a una reflexión profunda de todas las valoraciones éticas que tienen que ver con la vida.

No se trata de cerrarse sistemáticamente a los avances de la ciencia en nombre de una pretendida ortodoxia doctrinal, sino de abrir bien los ojos para escudriñar aquellos aspectos bioéticos problemáticos que demandan hoy una justa interpretación evangélica. De manera que una tal bioética cristiana no debiera convertirse jamás en una moral paralela, exclusivista, irracional o de gueto.

La visión cristiana de la vida contribuye a añadir luz sobre las cuestiones relacionadas con el respeto a la dignidad del ser humano. La fe cristiana va más allá en la promoción de la vida que cualquier otra fuerza exclusivamente racional o emocional.

En ocasiones ocurre, cuando los planteamientos evangélicos se comparan con otro tipo de bioéticas, que éstos suelen ser claros y evidentes mientras que aquellas ocultan, muchas veces, sus presupuestos básicos.

La bioética cristiana muestra abiertamente y sin disimulos sus creencias principales. Se concibe al hombre como ser creado a imagen de Dios, de ahí que toda vida humana posea, por tanto, dignidad y valor en sí misma; el cuerpo es templo de Dios, el sufrimiento no está carente de sentido y la muerte no tiene por qué ser el fin absoluto del ser humano.

Puede leer aquí el artículo completo de este biólogo y escritor, de fe protestante, titulado ¿Bioética cristiana?
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