Introduzca la moneda

ISABEL PAVÓN

Es verdad que la oración es fuente de poder, ¿quién lo duda? Sin embargo, a veces, nos presentan un modelo de oración muy parecido a las máquinas de golosinas. No tenemos más que acercarnos al aparato y leer las instrucciones.


Buscar opciones como para el cristiano no hay crisis (y al mismo tiempo proclamamos que Dios es justo con todo el mundo). Quiero un trabajo que me dé dinero sin sudar la camiseta. Que se acabe el hambre del mundo, que los pobres tengan y tengan y tengan (y derrocho lo que quiero, cuando quiero sin acordarme de ellos). Que mis amigos me consideren y reconozcan mis cualidades. (cuando no hago más que tonterías). Quiero ser lider sin don-don. Quiero que se curen todos los hermanos y hermanas enfermos (y las demás criaturitas, ¿nos importan?, ¿qué hacemos con ellas?). Quiero una casa mejor que la que tengo. Quiero para mi hija un hombre de categoría y empiezo a pedirlo con tiempo, para que no se lo quite nadie (¿qué es la categoría?). Quiero que me des... (sin preguntarnos ¿qué doy yo?).

A continuación, con una mano introducimos la moneda y con la otra cruzamos los dedos. Cerramos un momento los ojos y nos preparamos para recoger el producto confiando en que saldrá rápidamente por la ranura inferior, la más mundana.

Puede leer aquí el artículo completo de esta escritora y miembro de una Iglesia evangélica en Málaga de fe protestante titulado Introduzca la moneda
Volver arriba