A partir de esta semana voy a dedicar una serie de artículos que englobo en el título general de CARTAS A UN JOVEN CREYENTE. No aconsejo. No dogmatizo. No impongo. No adoctrino. Simplemente esto hago: Desde mi alta atalaya (alta en edad) como periodista y líder evangélico ilumino una serie de ideas que espero caigan bien en el mundo de los jóvenes. Y puedan ser de ayuda a algunos.
La Biblia, el Libro de Dios, habla mucho de los jóvenes. En un pasaje que se encuentra en el Antiguo Testamento, en el libro de Eclesiastés, hay una referencia directa. Este libro fue escrito por el rey Salomón, el tercer rey que tuvo Israel, hace 3.000 años.
Voy a transcribirte un texto que se encuentra en el capítulo 11 de este libro antiguo. Dice así: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.”
“Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.”
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia” (Eclesiastés 11:9-10 y 12:1-2).