ANTONIO CRUZ
Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa y el resto del mundo quedaron divididos en bloques militares antagónicos. Esto condujo a que se destinaran muchos recursos económicos a una carrera armamentista absurda. Se empezaron a construir armas nucleares con la intención de disuadir al enemigo, mantener la paz y dominar así el planeta. Con la cantidad total que se llegó a fabricar, en el año 1994, había suficiente potencia como para destruir la tierra más de cincuenta veces. La idea del hipotético ataque nuclear alimentó la paranoia defensiva y ofensiva de ambos bloques militares, llevándoles mucho más allá de los límites razonables, en una competición para ser el más poderoso.
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escritor y biólogo protestante sibre "La espada de Damocles nuclear"