De algunos mitos difundidos sobre el protestantismo (XVII) Los protestantes no creen en la Virgen (5)
La experiencia me dice que los dogmas relacionados con María resultan especialmente sensible para los católicos. No estoy diciendo que carezcan de esa sensibilidad en relación con otros temas, pero, sinceramente, no me imagino a un católico enardecido por una discusión acerca del Espíritu Santo y si, por ejemplo, procede del Padre y del Hijo. Esa serenidad, mayor o menor, con que pueden abordar el acercamiento a determinados dogmas suele quebrarse, sin embargo, en relación con los relacionados con la figura de María. En esos casos se produce un elemento claramente emocional ausente en otros y ya de por si esa circunstancia explicaría la insistencia en que los protestantes no creen en María.
Creo haber dejado de manifiesto en anteriores entregas que esa afirmación no se corresponde con la realidad ya que los protestantes sí creemos en María, pero, única y exclusivamente, en los términos contenidos en las Escrituras.
Otro ejemplo de esa circunstancia lo tenemos en el dogma católico de la virginidad perpetua de María.
Debo aclarar, en primer lugar, que ese tema, a diferencia de lo relacionado con su culto o su mediación, carece, a mi juicio, de relevancia teológica. Que María mantuviera después del nacimiento de Jesús relaciones conyugales con José y tuviera más hijos o, por el contrario, siguiera siendo virgen no tiene, hasta donde yo acierto a ver, trascendencia teológica alguna. Sin embargo, lo cierto es que en las Escrituras existen notables indicios que señalan que María no siguió siendo virgen después del parto aunque lo fuera antes.