Carrillón de la Giralda

¿Han estado alguna vez en Sevilla en el día de la procesión del Corpus después de que en la Giralda pusieran el carrillón con no sé cuántas campanas? Su sonerío es imponente, cuando lanza al vuelo bandadas de sones, que llenan cielos, y se meten por todo el hondón de la ciudad... Tanto o más que en Fátima, Lourdes...Pues bien: Yo, este año, como el Jueves pasado estaba en Sevilla (ahora ya salgo poco o nada a predicar), me fui hacia la catedral para coger el fin de la procesión del Corpus...

Entre la muchedumbre devota o curiosa, era un puntito más del gentío apiñado cabe la catedral. La hora de entrada de la custodia con el Santísimo era la de las 12 del mediodía.

Efectivamente: Dió el relog de la catedral hispalense las doce y..., de repente, el enorme Carrillón del Giralda empezó potentísimo, atronando, a lanzar en vuelos a los cielos, a todos los ámbitos su sonerío de gloria... Entré en la catedral para recibir la bendición final con el Santísimo que nos impartió nuestro cardenal... Después, al convento andando, pero llevando en el alma la gloria de Dios...

Y por la noche, en un monento, después de despedirme en la capilla de la comunidad del Cristo del sagrario y de mi Dulcinea Celestial la Virgen del Perpetuo Soccorro, en el silencio de mi celda conventual, estos alejandrinos.

Carrillón de la Giralda


Eran las doce en punto del gozo en que la gloria

oyó en el sol el rayo que atronó en Sacramento.

Cuando bandadas de ángeles palomearon los vuelos

para encender los cielos de Corpus sevillano.

Eran las doce en punto de la Fe que adoraba

desde el mar que en sus llamas acercaba las olas

en tendidas miradas espejando en los ojos

las luces irradiadas del fulgente misterio.

Eran las doce en punto del silencio que hablaba

el aroma de incienso a sabor de primavera,

que aprendió de azahares, de claveles, de rosas,

luciendo en las peinetas gracias sobre caireles.

Eran las doce en punto de ángeles campanas,

de campanas palomas, de ángeles palomas,

ángeles, palomas, campanas…

¡Eran las doce en punto de presencia de Dios!

ASTOR BRIME
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