A quien me reconozca...Yo lo reconoceré

En evangelista Mateo refiere una enseñanza muy interesante del Divino Maestro. El advierte cómo Jesús invita a no tener miedo de los hombres: a quienes quieren ocultar la verdad, o a quienes quieren aniquilar el cuerpo, a quienes imponen cargas pesadas o a quienes quieren asustar con burlas, persecuciones o incomprensiones… Es un llamado a vivir en la libertad de los hijos de Dios. Desde esta posición, Jesús mismo invita a no sentir vergüenza ni temor alguno para reconocerlo en medio de la humanidad. Y el Maestro enfatiza: ”A quien me reconozca delante de los hombres, yo también le reconoceré ante mi Padre que está en los cielos, pero al que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré ante mi Padre que está en los cielos”. En otro lugar de la Escritura, el mismo Jesús deja ver cómo Él es el testigo fiel, que hablará delante del Padre de aquellos que no duden de dar testimonio suyo. Pudiera decirse que es una especie de tratado o de convenio. Aunque, en el fondo no lo es, ya que es sencillamente un acto de recíproco testimonio.

¿Quién no reconoce al Maestro? Todo aquel que le da vergüenza de darse a conocer como católico, sobre todo en ambientes contrarios a la fe. También deja de reconocer al Señor quien menosprecia la vida en todas sus manifestaciones, desde la creación hasta la naciente en el vientre materno. Quien, valiéndose de su aparente fe, va en contra de la Verdad, y justifica todo aquello que vaya en contra de la dignidad de la persona humana. Quien, dejándose llevar de falsa ideologías o doctrinas, defiende el matrimonio mal llamado igualitario, o el aborto y la eutanasia… No reconoce al Señor como Dios, quien se deja llevar por la santería y la superstición, o por todo aquello que ponga en duda la Palabra de Dios.

Pero quien reconoce al Señor no tiene ni miedo ni vergüenza de reconocerse como católico en comunión con el Papa, los Obispos, los sacerdotes y sus hermanos bautizados. Reacciona cuando hay burlas o mal intencionados comentarios contra ellos. Reconoce al señor quien se la juega por los hermanos, cualquiera que sea su condición: así, por ello mismo, es cercano a los más pequeños y pobres o los que son excluidos y menospreciados. Reconoce al Divino Maestro quien nunca oculta sus principios cristianos y defiende, viviéndolos, los valores del evangelio; incluso defendiéndolos en público. Reconoce al Señor quien no deja de asistir dominicalmente a la eucaristía ni abandona la comunión ni los sacramentos. Reconoce a Jesús como el salvador quien, luego de asistir a misa o de orar, se desprende de su condición de cristiano…o quien se oculta en pietismos o espera “milagritos” de Dios, sin poner su esfuerzo y decisión personal a la gracia del señor.

Quien reconoce al Señor, será reconocido por Él ante el Padre. Más aún, será bendecido siempre con la gracia de la perseverancia para poder llegar paulatinamente a la plenitud. Reconocer al Señor es una actitud permanente de todo aquel que ha sido marcado por el espíritu y en el bautismo se ha convertido en hijo de Dios y discípulo de Jesús. Hoy es urgente no sólo reconocer al señor, sino ayudar a muchos para que también lo hagan sin temores ni miedos. El Señor nunca se avergonzará de ser nuestro Maestro y su Padre de ser nuestro padre.

+Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal.
Volver arriba