Celibato a la carta

La verdad, no obstante, es que Benedicto XVI compareció ante sus fans con prudencia, eludiendo --a diferencia de su predecesor-- cuestiones polémicas relativas al sexo. Recriminó el uso "a la carta" de la religión y reprochó su transformación en "producto de consumo". En este punto el Papa llega con retraso. No sólo la práctica religiosa se ejerce con frecuencia en clave de consumo para aparentar --lo que fue criticado por el mismo Cristo--, sino que algunas de sus expresiones públicas incitan al consumismo desenfrenado: la Navidad, por ejemplo.
Respecto al cristianismo a la carta, Ratzinger debería precisar más. La ordenación como cura católico del pastor anglicano Evans David Gliwitzki parece consagrar el celibato a la carta.
No es ninguna novedad, desde luego. Pero sorprende que a los pastores protestantes convertidos en sacerdotes del catolicismo se les permita el matrimonio --igual que también sucede con los capellanes católicos de rito oriental--, mientras se les prohibe al resto.
¿Exhibición de incoherencia? Más bien oportunismo.