El Papa de la liberación...social
Y es que, en Benin, el Papa volvió a colocar en el centro de la doctrina cristiana la atención preferencial a los más pobres y la "globalización de la solidaridad". Y, en un durísimo discurso ante los líderes políticos y económicos de Benin, pero dirigiéndose a todo el mundo, Benedicto XVI lanzó un 'Yo acuso', que parece el grito desgarrado de un profeta del Antiguo Testamento. Como isaías rompiendo el jarrón. O como un teólogo de la liberación.
Liberación social, pero no moral. El Papa, con prudencia, no abordó de nuevo (al menos, por ahora) el tema del preservativo, tal y como le habían aconsejado los expertos en marketing mediático. Pero, en el exhortación postsinodal que fue a firmar a Cotonou, la "Africae Munus", vuelve a insistir en la abstinencia y en la fidelidad como única salida para detener la plaga del Sida.
Nadie dice que no a eso. En un mundo de ángeles, la abstinencia y la fidelidad serían las mejores armas para combatir el Sida. Pero éste es un universo de hombres y mujeres pecadores, que aspiran a la fidelidad, pero no pueden exponerse a la muerte en caso de que pequen. Por no utilizar un simple preservativo.
Ni siquiera la ley del mal menor le permite al Papa romper el cerco de la anquilosada moral sexual de la Iglesia. Una moral que nadie cumple. Ni los files católicos más fervientes. Vox populi, vox Dei también en esto.
José Manuel Vidal