Reig rectifica y pide perdón

Tardó un día, que tampoco es tanto. Monseñor Reig rectificó y pidió perdón. La mejor prueba de que no es un "chulo". Y, como lo cortés no quita lo valiente, le pido disculpas por el "palabro". Porque, además, el prelado de Alcalá dejó bien claro a los que quieren instrumentalizarlo (por la derecha) que es un obispo de todos, especialmente de los más desfavorecidos, que no hace acepción de personas (aunque se llamen Blas Piñar), y que respeta los símbolos democráticos del Estado constitucional español.

Sólo le falta a monseñor Reig cuidar más sus "amistades peligrosas" y dar un capón a su séquito por no caer en la cuenta del revuelo mediático que las fotos iban a producir. O mejor todavía, la prueba del algodón de su sincero arrepentimiento: mandar que se retire de la capilla del cementerio la bandera preconstitucional. O que se cambie por la constitucional. Con foto incluida, para que quede constancia gráfica.

José Manuel Vidal
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