La encíclica del Papa, soberbia del espíritu

La Segunda Encíclica de este Papa confirma su integrismo preconciliar: la Iglesia retrocede. Decir que la historia humana se trunca con la Revolución Francesa; que la fe es racional y su traslado a la intimidad y lo ultraterreno un grave error; que sin Dios el mundo es vacuo y se enfrenta a un futuro tenebroso, como si no ocurriera lo mismo con Dios;

que existen el infierno y el purgatorio, con un dale que te pego de vaivén; revolver, como con nuevas revelaciones, la escatología del juicio final, dando doctrinas personales como infalibles; usar antojeras que eliminan a los practicantes de otras religiones y a los ortodoxos o protestantes... Empequeñece todo el campo de acción y de creencias con un tufo a soberbia espiritual: el único pecado que su Espíritu no perdona.

Antonio Gala (El Mundo)
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