Un gran Obispo para una gran Diócesis

Para nuestras Hermandades siempre se ha mostrado atento y comprometido; ha creado nuevas Hermandades y actualizado los estatutos de todas las existentes, concediendo muchas de las propuestas que se le han solicitado.
Nuestro Obispo ha resuelto grandes proyectos y emprendido otros de forma muy valiente, si bien a veces no comprendidos por algunos. Esto ha sucedido, por ejemplo, con la nueva Casa de la Iglesia «Bertemati», para cuya restauración D. Juan ha buscado los medios económicos necesarios, procedentes de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento, Entidades financieras, etc., además de la permuta de otros edificios pertenecientes a la Diócesis, lo que ha permitido que la obra no haya significado coste alguno para la misma.
No cabe duda de que el edificio en cuestión es, en todos los aspectos, el más idóneo para la función que se le ha atribuido: se encuentra ubicado junto a la Catedral, como en otras muchas diócesis de España, y es lo suficientemente amplio como para albergar todas las Delegaciones del Obispado (Administración, Cáritas, Hermandades, Apostolado, Escuela de Teología, Instituto Superior...), además de la Biblioteca Diocesana, de la que anteriormente no se podía disfrutar, que cuenta con más de 10.000 volúmenes, que estarán al servicio de los feligreses, historiadores, investigadores, etc.
A todo ello hay que añadir la rehabilitación de un edificio de gran valor arquitectónico, que será orgullo de los jerezanos y admiración de los que nos visiten, en la que han trabajado muchas personas durante varios años, engendrándose los lógicos puestos de trabajo. Ojalá D. Juan disfrute de ello durante largo tiempo, pero sabemos que un día no muy lejano se irá para servir a Dios en otro lugar, aunque su labor quedará aquí.
Nuestro Obispo también ha tomado parte decisiva en la rehabilitación de la Cartuja, siendo particularmente importante que las Hermanas de Belén le hayan devuelto vida religiosa al lugar tras la marcha de los cartujos. Estas Hermanas han recibido su ayuda para crear los talleres de cerámica, que serán reconocidos, como en otros monasterios de España. Asimismo, D. Juan se ha preocupado de la restauración de otras Iglesias de la Diócesis: ha creado la Plataforma de Santiago, está pendiente de San Marcos, San Dionisio y San Miguel.
El Seminario, cuyas clases son compartidas entre Jerez y Sevilla, será pronto instalado en Jerez en su totalidad. En este mismo campo, D. Juan tiene proyectado la creación de una residencia para sacerdotes que no tienen familia que los cuide y se encuentren solos. Me consta, por otra parte, que presta su ayuda a muchas familias y entidades necesitadas.
Tal vez otro asunto delicado es el tema de San Juan de los Caballeros. Aunque entiendo a mis hermanos de la Vera-Cruz, no se trata de vender el templo, sino de una permuta por necesidades de la Iglesia. Desgraciadamente, esta iglesia, un tanto aislada, carece de feligresía, siendo incómodo su acceso para los fieles, y eclesiásticamente es más necesaria la construcción de cinco nuevas parroquias en barrios de la periferia de Jerez, donde la densidad de población es mayor y se carece de templos. La Hermandad, según he oído y leído, no tiene por qué temer, ya que se le garantiza el culto a las imágenes en dependencias anexas, la salida procesional, los cultos anuales, se le está terminando la restauración de la Casa de Hermandad unida al templo.
Por otro lado, se garantiza el Patrimonio de los jerezanos: San Juan quedará ahí, bien remozada y cuidada, como otras tantas iglesias de España y del extranjero, hoy dedicadas a museos, salas de concierto, etc. Eso sí, deben existir unos documentos públicos donde quede constancia de que será siempre dedicada a la celebración de actos de calidad artística, y nunca para actos que desdigan de la moral de nuestro pueblo. La Hermandad podrá estar satisfecha, pues la Vera-Cruz estará presente en cinco zonas de Jerez.
Y, por último, como tuve la suerte de compartir con D. Juan y tres sacerdotes más, la peregrinación a Tierra Santa, pude observar durante todo el recorrido viviendo los pasos de la vida de Cristo, la calidad humana y de auténtico Pastor de nuestro Obispo con todos los peregrinos. Por ello le doy las gracias en nombre de mi mujer y en el mío y, seguro, en el de todos los que tuvimos la dicha de compartir con él aquellos días en los Santos Lugares.
Santiago Zurita Irigoyen. Jerez (La vozdigital).