El milagro de Wojtyla

La religión y la ciencia no suelen estar bien avenidas. Y si no que se lo pregunten a Copérnico o a Darwin, por citar un par de casos relevantes. Ambos se enfrentaron a la jerarquía eclesiástica por defender que la Tierra no era el centro del universo y que el hombre no era fruto de un ser superior, respectivamente. Ambas ideas se han mostrado verdaderas y finalmente han sido aceptadas por la Iglesia Católica.

Los milagros son un constante desafío para la ciencia que busca explicaciones naturales para las observaciones de la vida cotidiana. Precisamente los milagros se caracterizan por una carencia de explicación razonable. Es cierto que la ciencia no tiene explicaciones para todo aunque creo que esto es una cuestión de falta de herramientas adecuadas.

Y en este estado de cosas, nos anuncian que Juan Pablo II ya tiene su primer milagro. Quienes propugnan su beatificación aducen que ha curado a sor Marie Simon Pierre, una monja francesa que padecía una enfermedad de Parkinson.

Hasta donde llega el conocimiento científico, el Parkinson es una enfermedad neurológica de causa desconocida y no susceptible de tratamiento curativo, aunque sí existen terapias que mejoran mucho los síntomas y la calidad de vida. Entonces, ¿cómo se explica lo sucedido? Aceptando que no hubo error en el diagnóstico, la explicación científica más plausible es que sor Marie no padeciera un Parkinson auténtico sino un síndrome parkinsoniano curable. Leyendo detenidamente la descripción de la curación que ocurrió de la noche a la mañana, podría tratarse de un parkinsonismo psicógeno. A veces, una persona sufre un problema psicológico que se traduce en síntomas de Parkinson. De hecho, la mente y el control del movimiento están muy relacionados.

Además, Juan Pablo II padeció un parkinsonismo, lo que pudo favorecer que el problema psicológico de la religiosa se expresara de modo idéntico.

Este mimetismo es frecuente en estos casos. Hoy en día hay técnicas de diagnóstico que permiten descartar con certeza estas posibilidades y supongo que serán utilizadas.

El paleontólogo Stephen Jay Gould propuso resolver el conflicto entre la ciencia y la religión manteniendo de modo respetuoso el principio básico de no interferencia en el magisterio de ambas disciplinas.

Y el tratamiento de las enfermedades debe encuadrarse en el magisterio de la ciencia.

Mientras tanto es aconsejable que los afectados y sus familiares tengan tranquilidad, fe (en la investigación científica) y optimismo de cara al futuro. Afortunadamente no faltan razones para ello.

GURUTZ LINAZASORO/NEURÓLOGO Y ESPECIALISTA EN PARKINSON
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