ALIVIAR AL ENFERMO, NO ELIMINARLO

“La eutanasia no tiene sentido; hay que aliviar al enfermo, no eliminarlo” – decía Yolanda Vilches –. Yolanda es una doctora oncóloga especializada en cuidados paliativos, esa rama de la medicina que ayuda a suprimir los dolores más fuertes cuando una enfermedad avanzada nos atenaza.



“Descubrí – dice la doctora – que me gustaba ayudar a los demás, pero en mi familia no hay ningún médico... El cáncer se cura en un cincuenta por ciento de los casos, y cuando no lo conseguimos, podemos prolongar la vida y con gran calidad”. Qué necesarios los cuidados paliativos. Se trata de una atención específicamente diseñada para dar cierto confort y apoyo al paciente y a su familia en una enfermedad avanzada.

Cuando yo desperté del coma inducido – lo llamamos sedación – recuerdo que estaba muy tranquilo a pesar de que no podía moverme ni siquiera en la cama. Me daba un poco cuenta de que me encontraba rodeado de cables y máquinas, porque oía hablar de “respiración asistida”, de “diálisis”, de “transfusiones”... Todo se me hacía muy extraño, pero en ningún momento perdía la paz. Pregunté si me iba a morir, pero me dijeron que lo peor había pasado, que ahora tenía que colaborar y que no me preocupara. Y me pareció fácil hacerles caso.



A aquellos que sufren enfermedades respiratorias, de corazón o de hígado, cuando se ha agravado mucho el mal, se les aplican los cuidados paliativos, verdadero bálsamo para que no nos aterrorice la gravedad o el final de nuestra vida. Durante algunos años se ofrecían tan solo en casos extremos, en los días últimos de la vida. Ahora también se emplean en circunstancias de gravedad y para aliviar dolores muy fuertes. En momentos tan duros la familia es el principal apoyo del paciente. Pero también los seres más queridos llegan a angustiarse hasta el extremo, y los cuidados paliativos han de fijarse también en ellos para sostenerlos. Por suerte para todos se van humanizando mucho los días terribles del dolor.

Y el alivio espiritual es lo mejor en estos cuidados: procurar que el enfermo encuentre sentido a su vida, orientarle en la dimensión religiosa, hacerle ver el bien que ha hecho en su pasado, calmarlos con el amor de Dios y la fuerza del sacramento en sus remordimientos. El capellán tiene un papel muy importante en todos estos cuidados paliativos, más que el psicólogo.

Calmar el dolor; buscar soluciones de todo tipo. Esa es la cuestión en el trance final. Todo, menos pensar en la eutanasia, que acaba con el sufrimiento eliminando al enfermo. Un absurdo tan grande como erradicar la pobreza matando a los pobres. Algunos pacientes en los momentos álgidos del dolor piden se les quite la vida; pero esos mismos enfermos, cuando reciben alivio, cambian de opinión. Y siempre hemos de echar mano de la fe; unirnos a Jesús doliente y a la esperanza de la resurrección. La gran realidad muchas veces olvidada.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: https://twitter.com/josemarilorenz2
Volver arriba