Recordamos que Antonio Suárez es un sacerdote secularizado que ya pasó por este mundo. Vivió con dignidad su sacerdocio ministerial, su matrimonio y su vida de célibe al final. Y…
Antonio vivía muy entregado en su parroquia como feligrés cualificado. Durante varios años estuvo ayudando con sencillez y humildad; sin mostrar su categoría teológica de sacerdote. Lo suyo era ser útil, prescindiendo se le reconociera o no su sacerdocio. Sus dotes musicales y culturales supo desarrollarlas con generosidad durante los años que pudo en aquella parroquia del Beato Spínola tan querida por él.
Amaba el ecumenismo
Antonio amaba el ecumenismo de una manera vivencial. Se relacionaba mucho y en plan teológico con unos hermanos separados que vivían próximos a él. Algunas veces le recordaba yo la prudencia que conviene tener en estos casos. No le hacía mucha falta este recuerdo. Antonio sabía muy bien que el catolicismo es la religión verdadera y que nunca en relaciones ecuménicas se puede progresar con detrimento de nuestro credo. Así me decía:
"Cada vez estoy más interesado en este tema. Si las naciones, y los bancos, y la economía se globalizan, ¿cómo no lo hace la Iglesia, siguiendo el mandato de Cristo, de todos seamos UNA MISMA COSA? No hace falta que nadie tenga que ceder de su "teología". Es enriquecedor que sigamos siendo diferentes, pero unidos, sin peleas, con la amistad y el trato, con las mutuas visitas, etc.
Creo que está en el ambiente de todos los creyentes en Cristo este tema de la unión. Luego solo podemos aspirar a vivir como amigos y hermanos, que siempre deberíamos haber sido. Por otra parte, esta es la idea que expuso en su maravillosa homilía el Cardenal Carles". Así pues Antonio vivía en su propia experiencia de fe el ecumenismo como una existencia.
Así me escribía en otra ocasión:
"No sé si te dije que junto al hermoso templo de mi barrio, inaugurado el día 10 de mayo, se encuentran los locales de Los Mormones y los Evangélicos, con quienes mantengo algo de contacto. Creo que va muy avanzado el acercamiento y la unión de todos los creyentes en Cristo. Todas las últimas encíclicas hablan de esa unión. Por una parte deseamos la unión, pero parece que tiene que ser de pared por medio..."
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