Beatificación de Pío XII y de Juan Pablo II
Parece que son inminentes ambas beatificaciones. Creo que la de Pío XII hace tiempo podía haberse realizado, a pesar de tanta pega que pone el mundo de los judíos, siendo así que tanto hizo por ellos. Era un papa carismático; un poco demasiado aparatoso en sus amplias bendiciones, pero así gustaba. Dicen que dormía en el suelo.
Hubo devoción por sus solideos que los cambiaba varias veces durante su paseo con la silla gestatoria. Se divertía con algunos pajarillos en su habitación particular. Se le veía en oración en alguna capilla, entre cristales. En mis tiempos jóvenes nos parecía ya un santo.
Juan Pablo II también ha sido un papa carismático; su obra ha sido enorme. Pero me da la impresión de que lo van a canonizar demasiado pronto por presiones que hubo durante su funeral con aquellos carteles que echaron al aire, al parecer sectores católicos muy forofos del Papa.
Yo como católico acataré no sólo la beatificación; también la canonización, si llego a verla. Pero me gustaría más calma. Me gustaría que se analizara muy, muy a fondo lo de las cartas que se comentó hace unos meses. Se me hace un poco raro – y por supuesto que estoy seguro de que son muy honestas – que un papa célibe haya tenido a una mujer en un privilegio tan grande de comunicarle toda, toda su intimidad, según nos decía el cronista, e incluso con ella trataba del nombramiento de obispos. Por otra parte, tengo idea de que en algún jueves santo dijo cosas demasiado duras contra los secularizados; no tengo documentos, pero me suena.
Y lo más grave, a mi juicio, el haber paralizado las secularizaciones durante largos años. Varios millares de sacerdotes estuvieron aguardando - muchos casados ya por lo civil - hasta que el Papa abriera la espita. Esto es muy grave y - a juicio de muchos - vulnera los derechos humanos.
No me gustaba nada la manera que tenía de saludar: mientras daba la mano a uno miraba al siguiente, sin fijarse en el que tenía delante.
Sé que un santo no va a ser modelo de todo y en todo. Ya me decía el sacerdote bueno Don Urbano Larrea: “Que uno sea santo, no quiere decir que sea modelo en todas las virtudes, sino en alguna”.
Así pues, hemos de acatar las decisiones de la Iglesia, pero eso no quiere decir que Juan Pablo sea santo de mi devoción. Que bendiga a todos desde el Cielo; y allí nos juntemos todos.
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