León XIII consagró el género humano al Corazón de Jesús

Espiritualidad

El 11 de Junio de 1.899 sucedió algo muy grande: el Vicario de

Cristo en la tierra (por entonces, León XIII) consagró el género humano al Corazón de Jesús. Abrazando en su corazón a la Humanidad toda, la tomó en sus humildes manos de sacerdote y la levantó hacia el cielo diciendo: "Señor, a tu corazón confío a todos y cada uno de los hombres. Míralos, y deja obrar a tu corazón. Yo confío en ti; yo me fío de ti; yo estoy seguro de ti".

C de J

    Lo hizo con la fórmula que os transcribo a continuación (en una traducción libre, pero fiel del original latino). ¡Qué hermoso sería que, desde todos los confines de la tierra, nosotros la renovásemos hoy, el día del patrono de la Iglesia universal, San José, ante el altar en el que Cristo se sigue ofreciendo "por nosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados"!

    ¡El Señor os bendiga!

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  CONSAGRACIÓN DE LA HUMANIDAD

AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 Amadísimo Jesús, Redentor de todos los hombres:

Míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos. Tuyos queremos ser. Y para poder estar más íntimamente unidos contigo, cada uno de nosotros se consagra hoy libremente a tu sagrado Corazón.

  Muchos, es verdad, nunca te han conocido. Muchos, despreciando tus mandamientos, te han abandonado. Oh Jesús ilimitadamente bueno, compadécete de los unos y de los otros y atráelos a tu Corazón santísimo.

Oh, Señor, sé rey no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna para que no perezcan de miseria y de hambre.

Sé rey de aquellos que por seducción del error o por espíritu de discordia viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Sé rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dígnate atraerlos a todos a la luz de tu reino.

Mira, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue tu predilecto; descienda también ahora sobre ellos como bautismo de redención y de vida la sangre que un día sobre sí reclamaron.

  Concede, oh Señor, segura e intacta libertad a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en medio del orden; haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salvación! ¡A Él la gloria y el honor por los siglos! Amén.

José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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