* 1800 en San Fele (Italia) + 1860 Etiopía Memoria, 31 julio
Justino Sebastián Pascual de Jacobis nació el 9 de octubre de 1800 en San Fele (Basilicata, actualmente provincia de Potenza, Italia). Era el séptimo de los 14 hijos de una familia enriquecida con nobles tradiciones y una vida profunda de fe religiosa. El 17 de octubre de 1818, ingresó en la Congregación de la Misión, en el noviciado de la provincia napolitana. El 18 de octubre de 1820 emitió los votos, y el 12 de junio de 1824 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo de Brindisi, mons. Domenico Maria Tedeschi.
Continuación
Hizo mucho
Poco a poco fueron dándose las conversiones. Tal vez la más grande conversión fue la del deftera o monje Guebra Miguel, un caso raro de monje instruido de vida recta y búsqueda sincera de la verdad. Estuvo en el viaje a Roma con Justino y al regresar, movido por las experiencias vividas y siguiendo un camino sincero de reflexión, llegó a desear abrazar la fe católica. Justino le pidió esperar y junto con él repasaron toda la doctrina, llevándolo a mayor claridad. Finalmente abjuró el 2 de mayo de 1844, adhiriéndose a la fe católica.
1847 fue expedida la bula de nombramiento para Justino como obispo titular de Nilópolis y vicario apostólico de Abisinia. Justino escondió dicho nombramiento cuando le fue entregado; sólo le dio la noticia al obispo Masaya, a quien le correspondía consagrar al nuevo obispo.
prisión duró cuatro meses; pero Justino ya desde antes estaba preparado para el martirio. Había meditado mucho sobre el martirologio; incluso antes de ser apresado había escrito: “…declaro que muero únicamente para dar testimonio de la fe católica, apostólica y romana… “. En noviembre se hizo efectiva la expulsión; fue enviado con una escolta y una carta para un gobernador egipcio de la frontera pidiéndole que, de llegar vivo, ultimara al prisionero. Fue liberado por quienes lo cuidaban. Todo ello en 1854. Por fin, después expulsado de nuevo, evitó la captura refugiándose en las montañas de Semien. Otras pruebas morales y físicas templaron el espíritu de Justino de Jacobis; la fama de sus virtudes y su heroico apostolado echaban raíces fecundas de una evangelización de la que todavía hoy se manifiestan las huellas de las líneas trazadas por él.
Murió en el Valle de Aligadé extenuado y quebrantado por tantos anos de entregar la vida. Pío XII dijo que había “muerto caminando, como un héroe que cae en su propio rastro, como mueren los mártires sin martirio, heraldos del evangelio y, aún sin martirio en su sangre”
Se calcula que logró más de doce mil conversiones al catolicismo “poca cosa en comparación de aquella vasta siembra de verdad y caridad, que había dejado por doquier tras sí, con sus sufrimiento, hasta la cárcel, hasta la sangre.”
Murió el 31 de julio de 1860.
José María Lorenzo Amelibia
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