Obispos sed santos como

Beato Reinaldo de Concorezzo, obispo
*c. 1250 - †: 1321 Italia Memoria: 18 de agosto

De la noble familia de los Da Concolega, nació en Milán entre el 1240 y el 1250. En mayo de 1287 el obispo de Lodi lo consulta por unos problemas legales, lo que hace pensar que gozaba ya fama de jurisconsulto; y de hecho obtuvo el título de «Magister» en 1295.



Un cardenal lo conocía y quedó prendado de sus capacidades y lo llevó a la curia romana. Llegó a secretario del Card. Benedetto Gaetani, y después capellán del papa Bonifacio VIII. El 13 de octubre de 1296 el papa lo designa obispo de Vicenza, sede que lo recibe entre borrascas, porque mientras tanto los vicencinos habían elegido su propio obispo, pero finalmente prevaleció la autoridad papal.
Tuvo en este período especiales encargos de diplomacia y arbitraje en los conflictos que agitaban a Francia e Inglaterra. En estas funciones se vio envuelto en las turbulencias de una zona en perpetua guerrilla.
La «bofetada de Anagni» y la sucesiva muerte de Bonifacio VIII decretaron la caída de la autoridad pontificia en Romagna. El clero, ignorando las disposiciones del precedente pontífice que se reservaba el nombramiento de los sucesores, se reunió y dividió en dos partidos, y eligieron cada uno un sucesor; el nuevo papa Benedicto XI aceptó la propuesta de quienes habían designado a Rinaldo di Concorezzo.
En 1307 convoca un concilio provincial, recompone los conflictos con Roma heredados de su predecesor, y retomó la antigua práctica de las visitas parroquiales con un ceremonial preciso. Tuvo en Bologna un segundo concilio provincial, y un tercero en Ravena en 1311.
Viajó mucho a causa de los grandes y complicados encargos que recibía, sea del papa, sea del rey de Francia; anduvo por las varias ciudades lombardas procurando la paz.
Fue el artífice de la absolución de los templarios italianos en el Concilio de Ravena, investigados y amenazados con la disolución de la Orden por voluntad de Felipe el Hermoso. Condenó entre sus obispados sufragáneos el uso de la tortura y el terror como medio para obtener confesiones, no aceptándolas si habían sido obtenidas por esos métodos, en lo cual se opuso incluso a la voluntad del papa Clemente V, que quería la disolución de la Orden.

En el Concilio de Vienne (1311-1312), aunque disolvió por autoridad la Orden de los Templarios, el papa Clemente V, cautivo del rey de Francia, tuvo que admitir que ninguna de las acusaciones había sido probada, y Rinaldo, que participaba en el Concilio, tuvo así una hermosa confirmación de su recto obrar.
En 1314 convocó el cuarto concilio provincial, en Argenta, con el propósito de recuperar los bienes de la Iglesia, y de reformar la disciplina del clero, de los fieles y del culto. Convocó un quinto y último concilio provincial en Bologna, en 1317. Con imponentes trabajos hizo restaurar la catedral de San Urso, e incrementó la predicación en lengua vulgar. Desde el 1314, ya maltrecho de salud, se estableció en el castillo de Argenta y gobernó la sede episcopal de Ravena a través de vicarios, alejado de la acción política y limitándose al cuidado de la diócesis.

Murió el 18 de agosto de 1321, tal vez en su castillo de Argenta. El culto de Rinaldo ha sido una tradición constante en la Iglesia de Ravena; en un documento de 1340 le viene atribuido el título de «beato». El culto oficial fue concedido a la diócesis de Ravena y a las otras ciudades por el papa Pío IX el 15 de enero de 1852. Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2
Volver arriba