1.- Deseo, Jesús, penetrar en tu alma; que me anonade en la inmensidad de tu divinidad. Tu alma se sentía arrebatada por el movimiento de alabanza al Padre que es propio e la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
2.- Dedico unos momentos a la contemplación de esta realidad.
2.- La vida del Verbo se refiere totalmente al Padre: "Yo vivo por el Padre"; contemplo esta verdad.
3.- Jesucristo se sirvió de su vida, pasión muerte y Resurrección para dar gloria y alabanza al Padre; me uno a esta sublime realidad.
4.- Yo he bajado del Cielo no para hacer la voluntad del que me envió.
5.- Toda tu existencia, Jesús, es un incomparable homenaje de religión hacia el Padre.
6.- "Yo no busco mi gloria, sino la de Aquél que me envió". Tu sacrificio, tu inmolación suprema: te ofreciste al Padre como hostia de inmolación.
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