El celibato y Concilio de Nicea

Nicea
a. 350 ratificó la práctica de vida conyugal de los clérigos casados. parece ser que rechazó Nicea la protesta de continencia.


Querían imponer la continencia a los clérigos casados
El idealismo de limpieza ritual se quería imponer por la brava: en el siglo IV, Concilio de Nicea, hubo proyecto de imponer la continencia a los clérigos casados (tal vez el promotor fuera Osio de Córdoba). Pafnucio hizo fracasar el proyecto: ponía como objeción la santidad del matrimonio y el yugo demasiado pesado que se cargaba sobre los hombres y sus mujeres. (Menciona a lo largo del relato la costumbre de prohibir el matrimonio al que ya ha recibido las órdenes "conforme a la antigua tradición de la Iglesia"). Por la cordura de este señor al final fracasó aquel proyecto.
El Concilio de Gangres anatematizaba a los que establecen diferencias entre los sacerdotes casados y los además y rehusan participar en la Eucaristía celebrada por los primeros.

No pone este concilio obstáculo a la continencia y virginidad, pero hace respetar al matrimonio... Se opone a un entusiasmo tal por la virginidad que motivara en los fieles el rechazo de los que no viven en ella. Hoy, los sacerdotes casados utilizamos el mismo argumento con relación al ejercicio del ministerio por los presbíteros desposados: Hay que respetar el sacramento del Orden sacerdotal y no impedir de por vida el orden sagrado a quienes han recibido el matrimonio. Es evidente. Lo exige el mismo sacramento del Orden.

Está claro que todos los clérigos podían casarse en los primeros tiempos. Las prohibiciones se fueron imponiendo poco a poco. Bazianus se inclina por el origen apostólico del celibato; dice que los apóstoles lo habían inculcado con el ejemplo. Todas las consideraciones sobre la historia del celibato están ordenadas a inculcarlo e inspiradas en el deseo de justificarlo.
El Canon de Hipólito impone la prudencia. Nadie que es célibe puede ser ordenado como, sacerdote o diácono, si no ha llegado a una edad madura, y si no está seguro de su buena conducta. (¡Prudencia!)
Se oponía

Helvidio, laico romano a. 380 defendió la igualdad ante Dios del celibato y del matrimonio. Rechazó la continencia del clero. Lo agradable de la vida no tiene menos valor que las renuncias, con tal de vivirlo en acción de gracias.

José María Lorenzo Amelibia
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