Apuntes sobre la diada de Sant Jordi

Quisiera recoger algunas particularidades de esta fiesta que me parecen interesantes y algunas, ¡hasta curiosas!
La primera cosa que hace que esta fiesta sea especial, es precisamente que “no es fiesta”, o sea, que es un día laboral. Y probablemente es esta una buena solución para una celebración en la que lo más importante y significativo, es precisamente la participación de la gente mirando libros, comprando rosas y paseándose por las calles. De modo que se pueden ver auténticos ríos humanos circulan incesantemente a lo largo de la jornada
Dicen que si se hubiera impuesto ese día como Fiesta Nacional de Cataluña, en lugar del 11 de septiembre, seguramente ésta habría acabado siendo una fiesta como tantas otras, en las que las caravanas de coches en las carreteras, y las ciudades vacías serían la noticia; entonces, se habría vaciado de contenido ¡“esta Fiesta, que precisamente es fiesta, porque no es fiesta”!
Los inicios de esta fiesta se remontan al año 1032, cuando el Abad Oliva consagró en su honor un altar en el Monasterio de Ripoll. Precisamente una de las primeras capillas dedicadas a Sant Jordi, documentada históricamente en el año 1053 es la de Sant Jordi de Lloberes en Gaià, en la Comarca del Bages, a la que también pertenece Manresa, la Ciudad en la que vivo.
La capilla de la Generalitat de Cataluña, dedicada a Sant Jordi, data de la primera mitad del siglo XV.
Dicen que a principio del siglo XIII, los caballeros, ya tenían una singular devoción al santo, razón por la que nacieron diversas órdenes caballerescas bajo su patrocinio, como la de Sant Jordi de Alfama fundada en el año 1201 por Pedro I de Cataluña y Aragón.
La fiesta de Sant Jordi se celebra desde el año 1456, y en el año 1667, el Papa Clemente IX aprobó que su fuera fiesta en Cataluña ya que era el Patrón del Principado.
Cuenta la tradición, entre las curiosidades de la Fiesta que, en el Empordá, los jóvenes que estaban en edad de casarse tenían derecho a ir muy de mañana a la casa de las jóvenes. Si éstas estaban aún durmiendo en la cama, eran invitadas a bailar, por la fuerza, en la calle, aunque fuera en camisón. Por esta razón se cuenta que ellas madrugaban más que nunca, para evitar de esta manera cualquier sorpresa.
¿Y el día del libro y la rosa? Desde el año 1926, esta fiesta ha incorporado la costumbre de regalar libros. El origen viene de tiempos del tiempo de Primo de Rivera que auspició la celebración del día del libro. Se escogió el 23 de abril, porque se conmemoraba la muerte de Miguel de Cervantes, pero también recuerda la muerte del escritor y periodista catalán, Josep Pla.
Sant Jordi, es además el patrono por excelencia de los enamorados en Cataluña debido a la gesta en la que el Santo salvó a la princesa –según la leyenda- del dragón feroz. Dicen que San Valentín hace la vista gorda y le deja el protagonismo a Sant Jordi, aunque en realidad se celebren ambas fiestas como día de los enamorados. Para Sant Jordi, el “noi li regala una rosa a la seva “princesa” i aquesta li regala un llibre. Dicen que el origen de este detalle se remonta al siglo XV cuando se repartían rosas a todas las señoritas que asistían a la función religiosa que se celebraba en el Palau de la Generalitat.
En un post hablaré un poco más de quién fue San Jordi.