Tirarse a la piscina

Cuentan de un monje que quería aprender a orar. Se pasó la vida leyendo libros de maestros espirituales, y conocía casi de memoria todos los métodos para orar. Pero no sabía orar.

En una ocasión fue a la piscina con sus hermanos los monjes, previamente se aprendió todos los movimientos necesarios para poder permanecer en el agua y para poder nadar. Nada más lanzarse al agua, tuvieron que ir a rescatarlo…

No basta con saber mucho sobre la oración: A orar se aprende orando, y a nadar, ¡nadando!

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