El Padre Ángel, con los mineros del Pozo de Sotón La Virgen de la mina

(Lucía L. Alonso, Mensajero de la Paz).- Este martes 15 de marzo el Padre Ángel García, fundador de Mensajeros de la Paz, visitó el pozo del Sotón acompañado de trabajadores de Mensajeros, con el fin de descender a la décima planta del pozo, donde se encuentra una imagen artesanal de Santa Bárbara, para bendecirla a petición de los mineros de las explotaciones de Hunosa.

María Teresa Mallada, la presidenta de Hunosa, y los mineros que desde hace un año se han convertido en guías culturales de este pozo visitable gracias a los esfuerzos de Mallada desde que fue nombrado BIC (Bien de Interés Cultural) acompañaron al sacerdote en el recorrido. Descendieron en jaula y, a 700 metros de profundidad, el Padre Ángel conoció la mina a pie y montó en los vagones que le acercaron a la imagen de la santa

La santa más profunda de Europa

"Sentí una emoción inmensa al encontrarme con una santa del color del carbón que la rodeaba, con sólo unas maderas por trono, en medio de la oscuridad", dijo el Padre Ángel al salir al exterior. Los mineros le pidieron que bendijese la imagen a más metros de profundidad de Europa, y el Padre rezó por los mineros. "Soy asturiano y mi corazón siempre será el de un cura de mina. Cuando era niño le acercaba la cesta con la comida a mi padre cuando escuchábamos la llamada", dijo antes de picar un poco de carbón.

Los mineros de Hunosa también le contaron al Padre sus experiencias: más de uno ha trabajado la misma mina donde su padre murió. "He tenido familiares y muchos amigos en la mina y también he tenido que ir al entierro de muchos de ellos", lamentó el Padre Ángel. La presidenta de Hunosa le acompañó, por último, a visitar el monumento conmemorativo a los trabajadores fallecidos en la mina desde que Hunosa comenzó la explotación de esos pozos, unas 500 tumbas simbólicas.

El Padre Ángel ofreció también a los medios unas palabras en recuerdo de los refugiados, "que son hoy los que se quedarían en un pozo sin salida si se quedaran en sus casas, con la guerra a unos metros". Pero en lugar de quedarse en la queja, habló de esperanza: "Los curas estamos para bendecir, no para maldecir. Tampoco a los políticos egoístas. Las maldiciones nunca llegan al cielo, y ojalá no lleguen, porque es una vergüenza y nos las merecemos por haber levantado tantos muros".

Por último, el Padre Ángel aprovechó la invitación de Hunosa para acercarse a visitar una de las residencias para mayores que gestiona Mensajeros de la Paz Asturias. "Siempre que paso, paro a darles un abrazo. Los abuelos se merecen todas nuestras sonrisas y todos esos gestos que salvan", concluyó el Padre, emocionado.

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