¿A qué se nos invita en este tiempo?

Un año más se nos invita a una mayor interiorización y encuentro con nuestro “yo”, algo complicado en este mundo de ruidos y stress.
Son días de darse, de ser más nosotros mismos, saber tomar conciencia de los errores y pedir perdón, algo que tanto nos cuesta por ese orgullo que nos persigue incansablemente.
Vayamos al encuentro de la paz y de la luz porque la Cuaresma es un transito de la noche al día. Dejemos a un lado tanta esclavitud que nos coartan la libertad sin permitirnos vivir con la paz suficiente.
¿Quizá somos esclavos de frustraciones, heridas o traumas del pasado? ¿De la rutina? ¿De una relación que no te hace feliz? ¿De cuantas cosas más?
La Cuaresma supone identificarnos con Cristo, asumir su liberación-redención, dejando a un lado todo resentimiento o culpa.
Aprovechemos esta oportunidad que se nos ofrece de volver a empezar, para dejar cuanto no nos satisface, rompiendo aquellas ataduras que no nos dejan ser nosotros mismos.
Es un tiempo bonito para escuchar, compartir y esperar que las ramas desnudas del invierno estallen en un arco-iris de color primaveral, ¡Aprovechémoslo!
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